Tengo una bandera blanca cargada de ilusiones, correr con ella es lo que quiero, luchar aun con moratones.
Tengo un corazón lleno de sangre ardiente, la cual viene corriendo por mis venas, haciéndome aún más fuerte.
Tengo un baúl de los recuerdos, en el cual guardo todos mis felices momentos, e incluso los que aún me hacen llorar.
Tengo una vida, la cual empleo para luchar, llegar a la victoria y aprender de los demás.

Me lanzo con mi bandera al abismo, creo que vuelo, cuando en realidad floto, me quedo quieta y decido, hacia dónde debo ir a luchar, qué es lo que quiero conseguir.
Entonces empiezo a volar con mi bandera ondeando al viento, me dirijo hacia el lugar de la batalla, con la esperanza de ganar también la guerra.
Llego y allí están, esos obstáculos que me impiden ver, oír e incluso andar. Intento saltarlos, derribarlos, incluso hacerlos invisibles, pero eso no está en mi mano.
Poco a poco me dejo de sentir fuerte, y mi bandera deja de ondear, creo que los obstáculos cada vez son más altos e incluso más grandes.
Siento que mi bandera cada vez se hace más pequeña y yo aún más. Entonces, nos derriban, nos ganan, nos pisotean, sin más.
Pero yo sin embargo me levanto y cojo mi bandera, aún con esperanza de poder llegar a otra batalla, y esta vez ganarla, aunque no gane también la guerra.
Tengo una bandera blanca gastada de derrotas, rendirme no es que yo quiera, pero a veces se me antoja.