domingo, 30 de junio de 2019

Sublime

Hoy he vuelto a recordar quién soy en realidad. Y me he vuelto a enamorar de mí misma como lo hice en aquellos años atrás, ya perdidos tras la sombra de muchos inviernos. Me he dado cuenta de que he crecido, pero sigue habitando en mí aquella niña de ojos quisquillosos pero llenos de expectación. Porque el mundo me fascina. Porque es maravilloso ver en las personas que quieres todos esos rostros afables. Porque me gusta viajar a lo desconocido, tanto a lugares como a personas, perderme en las páginas de los libros gastados por los rayos del sol, no tener en cuenta la hora cuando ya es hora, y echarle a la copa siempre un hielo de más. Porque soy mujer de mundo, no de sofá. Y eso me gusta. He aprendido que, en ocasiones, la vida puede antojarse un tanto efímera, y que por lo tanto, hay que buscar lo complaciente, lo extravagante, lo verosímil, y si tienes buena suerte, lo sublime. Tienes que estar donde tu corazón sonría, y alejarte de lo que te haga daño. Que no puedes gritarle y escupirle tu rabia a un cielo que a veces, y sólo a veces, te la devuelve en forma de agua. Que aquí no se regala nada. Que lo único que cae del cielo, es precisamente la lluvia. Empezar siempre por ti, porque los demás también empezarán por ellos mismos. Buscar tu salida cuando estés atascado, porque nadie la buscará por ti. Y creedme, merece la pena buscarla. A veces la tienes delante. A veces está en tu hogar. No conozco mejor hogar que aquel donde puedes ser tú mismo. Mi hogar está en la calle, con buena compañía que no pare de hacerme reír. Es increíble cuando estoy así. Y así es que he comprendido que después de todo lo malo, si me busco, puedo encontrarme de nuevo. Que me gusta salir, que me gusta beber, que me gusta bailar. Que me gusta leer, escribir, reírme. Pero sobre todo, reírme. Que puedo ser buena en algo. Que puedo salvar una vida. Que puedo hacer reír a un niño o hacer feliz a un anciano. Que tengo carácter, pero me gusta ayudar. Que tengo esperanzas, expectativas, planes. Que tiene que haber algo más ahí fuera para el que sepa buscar. Que con esto yo no me conformo, que quiero más experiencias, que quiero vivir más. Que no quiero ver películas, quiero hacerlas. Que no quiero escuchar historias, quiero crearlas. Que cada problema, tiene su justa y equiparable solución. Que la vida puede ser rosa si la pintas de rosa. Y, señores, el rosa está siendo últimamente mi color favorito.