sin tener que explicártelo.
Ojalá pudieras saber que sigo acordándome
perfectamente de tu silueta mientras dormías,
que podría decirte cuántos lunares tienes
sin equivocarme,
que unos ojos así no se olvidan fácilmente.
Ojalá entendieras que las cosas no son siempre o blancas o negras,
que volviste mi vida gris pero bailé bajo tu lluvia.
Ojalá comprendieras que por más páginas que tenga el libro,
viviré siempre aferrada a la última letra de la nuestra
simplemente por no tener que pasar a la siguiente.
Ojalá los años sirvieran para algo más que seguir echándote de menos.
Ojalá de verdad el tiempo curara las heridas y borrara los sentimientos.
Cansada de llevar puesta una máscara
que cada día se va cayendo un poco más,
ojalá tuviera voz
para gritar a los cuatro vientos lo que tanto tiempo he estado gritando callada,
que siempre te voy a querer, da igual las circunstancias, el tiempo o la distancia.
Que sin esfuerzo alguno soy la segunda mujer en el mundo que más te quiere.
Que hasta llorarte es bonito,
que hasta gastar la tinta de cien bolígrafos
no voy a parar de hablarle al mundo de ti,
que siempre vas a ser el amor de mi vida.
Que ojalá aprendas a nadar entre un millón de estrellas,
que ojalá te busques y te encuentres,
que ojalá subas a los tejados y te enamores del horizonte,
que nunca dejes de sonreír de esa forma tan
especial como lo hacías,
que bailes y no te canses,
que sueñes despierto,
que te hagan llegar a tocar la luna con un beso,
que conozcas cincuenta ciudades,
que te enamores de alguien,
que te rías hasta llorar,
que te abracen hasta romperte,
que te quieran tanto que ese amor abarque una ciudad entera,
que te escriban cien poemas en una noche,
que cantes hasta quedarte sin voz,
que visites setenta conciertos,
que encuentres la paz en un día de playa,
que seas tan feliz que ya ni te acuerdes de mí,
que seas tan feliz donde estés,
que ya nunca quieras volver.
Te deseo de corazón toda esa felicidad,
pero por favor, haz que no muera sin besarte una última vez.