jueves, 8 de octubre de 2020

A mi mejor amiga

Es curioso cómo la vida nos va presentando personas y ocasiones para ser de unas u de otras. Con algunas sentimos frío, con otras calor. Hay personas que con sólo una mirada pueden hacer volar nuestra cabeza y otras que te darán la mano aun cuando las tengan ocupadas. Hay personas con las que te pierdes y sólo después te encuentras, y otras que te hacen sentirte perdido desde el principio pero al final siempre logran encontrarte y enderezarte el camino. Hay personas con las que tienes un idioma especial y otras con las que simplemente no necesitas pronunciar palabra. Hay personas que te hacen brillar y otras que brillan contigo.

Y es curiosa también, la manera que tiene la vida de lanzarnos de brazos en brazos de diferentes personas, pero lo que siempre le agradeceré es que nunca se haya olvidado de devolverme a los más cálidos que alguna vez me pudieron abrazar. Los de ella, mi mejor amiga. 


Nuria A.C

martes, 6 de octubre de 2020

Reflexiones

Podemos decir lo que queramos, y tratar de convencernos de nuestras propias mentiras, pero nuestros ojos siempre se adelantarán a nuestras palabras a la hora de hablar

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Me pregunto cuántos inviernos más tendrán que pasar hasta que consiga olvidarme de ti.

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No sé qué es más peligroso, si una mujer herida o una mujer enamorada. Diría que la unión de ambas es explosiva.

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Me sobran dados para tentar a la suerte si hablamos de ti.

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Mantengo mis últimas esperanzas aferradas a las alas de la mariposa que rige la teoría del caos.

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Aclaración: tener un trastorno mental no es sinónimo de estar loco.

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Os aseguro que no necesitamos de nadie para ser felices. Sólo necesitamos de nosotros mismos. (Ojalá lo hubiera sabido antes).

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Los médicos salvan vidas, pero los psicólogos también.

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Las palabras pueden hacer magia.

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Normalicemos que tener un carácter fuerte y ser una buena persona son dos factores totalmente compatibles.

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No sé qué tiene el negro de tus ojos, que me hace dudar que la oscuridad sea mala.

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Como si ese día cuando dibujaste un corazón en la ventana de mi coche mientras yo te miraba desde dentro hubiéramos sabido que ese sería el final.

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Estoy aquí para vivir mi vida, no para que tú la entiendas.

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No os podéis imaginar la magia que puede llegar a hacer la poesía, la prosa, los versos, las letras en general. Lo sé bien porque he recuperado a personas muy importantes en mi vida a través de una carta. Cuando no os quede nada, siempre os quedará escribir. Aunque esta sociedad lo infravalore.

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No sabes lo que ha significado para mí que me hayas puesto en el coche la canción que te dediqué en la carta que te escribí. No he conocido sensación más bonita que la de ver las luces de la ciudad mientras la escuchábamos juntos en silencio.

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Si alguna vez me preguntan, les diré que por mí lo diste todo, que recogiste las flores de toda una primavera y me llevaste a todas las playas en verano. Si alguna vez te nombran, siempre entenderé por qué fuiste tú la persona que más me quiso alguna vez. Gracias.

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No me mires como si hubiera un mañana en el que nuestras miradas sobrevolasen puentes de acero. No me acaricies con la inocencia de un niño que cruza la calle corriendo detrás de su balón. No intentes convencerme de que hay algo seguro en medio de esta tormenta de sentimientos que se esquivan en un último intento de olvidar lo que siempre recordaremos.

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Gracias a la vida por darme una segunda oportunidad. Ahora me gusta ser yo. Me gusta ser libre. Me gusta andar sin ataduras y mirar sin máscaras. Me gusta acariciar sin guantes y besar sin pintalabios. Me gusta el gran espacio de mi libertad, transparencia, seguridad y calma en el que he convertido mi vida. Ahora sí.