¿De dónde salen las lágrimas que arrasan poros a su paso?
¿Qué más se le puede pedir a un vendaval que robó cometas,
a una galaxia que no sabe vivir sin planetas?
No seré yo la que arranque la pluma
con la única excusa de no poder callar
a todos esos fantasmas que me abruman
cuando puedo cerrar los ojos y llorar.
No habrá palabra alguna
ni doblez en el mantel,
no hay vida más segura
que de ti mismo ser.
Para cuando te pregunten,
y para cuando no,
el que menos sufre
no siempre sale vencedor.
Aquellos planetas de los que hablaba
a veces explotan
y nace un nuevo sol.
No seré yo con mi alma rota,
la que se conforme con la mera extinción.