Me dejaste aquí clavada
a la cruz del olvido
a los viejos recuerdos sin cicatrizar
al motivo más cruel que encuentran unos ojos para llorar
Me dejaste sin testigos del frío del invierno
aquel que paralizó cada punta de mis dedos
aquel que hizo congelar las lágrimas en el tiempo
al caer por el precipicio de mis mejillas sin secar
Fuiste como el aire que va a toda velocidad y no se detiene
arrancaste los poros de mi piel y los lanzaste al fuego
te adueñaste de cada sentimiento que era mío
cuando no sabías ni para qué tenerlos
Me sacaste a bailar para abandonar la pista justo cuando mis pies desafiaban la gravedad del suelo
en un último intento de poderte abrazar
Me tocaste donde sabías que sangraba
Recorriste con tus manos frías todas mis esquinas rotas
como si quisieras hacerte eco de tu obra más macabra
Derribaste el mundo que había creado para mí
solo porque ya no llevaba tu nombre
nos miraste hechos añicos a través del tiempo y te atreviste a sonreír
y en un solo segundo le pusiste banda sonora
a cada uno de mis temores
Te has ido de aquí
te has ido de mí
y ni siquiera me dijiste adiós cuando te decidiste a marchar
solo lo hiciste y me dejaste en el mismo lugar donde acabaste conmigo
con el sol tendido y una carta de despedida sin firmar
o tal vez sin escribir.