Hola, abuelo. Quiero decirte que me sigue encantando ver trenes pasar. Mis favoritos son los trenes sin parada, cuanto más rápido pasen, mejor. Y no sé si me sigue gustando porque me recuerda a ti o porque lo llevo en el ADN y por eso me gustaba verlos desde pequeña. En cualquier caso, quiero que sepas que cada vez que tengo la oportunidad de ir a la estación y espero sentada en el andén es como reencontrarme contigo, que los sigo mirando con los ojos muy abiertos cuando pasan y que pienso muy fuerte en ti, a la vez que escucho en mi cabeza tu voz imitándome, diciendo: “¡Abuelo, mira, otro tren!” y tus continuas quejas porque ya era la hora de comer y llegábamos siempre tarde. A día de hoy solo pienso que ojalá hubiese alguno que me llevase hasta ti.