martes, 16 de junio de 2020

Nuestra espinita

El ver cómo te quemabas al cocinar,
el ver cómo te quemaban cuando hablaban de más.
Tus pantalones rojos, porque eran rojos.
Mis pantalones burdeos, porque eran burdeos.
Las cuatro huellas que llevas siempre dibujadas detrás.
En los días de sol, la Sombra de alguien más,
en los días de lluvia, tuya nada más.
Qué fácil suenan las cosas cuando se oyen,
qué difícil cuando se dicen,
casi imposible llegar a hacerlas.
Una cosa es echar de menos,
y otra, echar a secas.
Yo llevo tiempo lidiando con ambas.
Siento tanta desazón
que por momentos creo que La Tierra es hueca.
Si pensabas que ya me había mudado a Marte,
aún sigo aquí, en el mismo sitio donde me dejaste.
Y no, no quiero sonatas de primaveras tardías,
no quiero besos ni estaciones
con vagones que te suban al cielo.
Tampoco quiero flores efímeras
ni palabras torpes y vacías.
Tan solo quiero que entiendas
que sé cuánto duele nuestra espinita,
porque yo también la llevaré siempre
clavada en el alma como una herida.

Edu D

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