-Que fácil parece que es saber estar solo cuando esa no es tu única opción.
-¿Cómo se sale de un círculo vicioso en el que has estado metido toda tu vida?
-Nadie entenderá quién eres porque nadie entenderá lo que has vivido, solo tú.
-Cuando un bolígrafo llora sus lágrimas son la tinta con la que escribimos.
-No es más fuerte el que lucha por la persona que quiere, sino quien cada día lucha para quererse más a sí mismo.
-Tenemos la manía de buscar culpables cuando no siempre los hay porque muchas veces hacer daño es algo inevitable.
-Que hasta gastar la tinta de cien bolígrafos no voy a parar de hablarle al mundo de ti. *mí*
-No me voy a olvidar de ti porque no quiero, porque así siempre recordaré que una vez fui capaz de querer tanto a alguien.
-A veces simplemente no es que los amigos, las parejas, los familiares o simplemente las personas no se quieran, solo que están en momentos diferentes de sus vidas, en otro sitio, a otra cosa, y ya está.
-Un profesional de la salud mental es el único que aceptará tu dolor sin juzgarlo.
-No, no soy una persona feliz. Me considero superviviente, sobrevivo a cada día pero no vivo de verdad. En parte como todo el mundo, supongo, pero me encantaría poder estar bien y sé que algún día lo conseguiré, porque me queda más de media vida para hacerlo.
-Siempre buscamos justicia y no existe. No tenemos lo que nos merecemos, nunca. La gente se muere sin merecerlo, gana y tiene cosas sin merecerlas, solo porque les ha tocado a ellos, igual que a unos les toca la lotería y a otros un cáncer. No puede existir la igualdad. Unos nacen en el seno de una familia sana y otros sufren sus trastornos y les deja huella de por vida. La gente falsa tiene amigos y la gente buena está sola. Esa es la vida. Injusta. Esa es la verdad. Y tenemos que aprender a vivir con ella y no erradicarla.
-Me hice psicóloga porque he tenido la suerte de saber de primera mano que la depresión y los trastornos mentales no entienden ni de edad ni de personas ni de nada. Porque he crecido toda mi vida en un ambiente donde todos encontraban motivos para estar mal menos para mí, yo nunca tenía motivos ni derecho a estar triste porque yo era la niña de titanio, debían pensar ellos, hasta que un día simplemente me di cuenta de que era de cristal, como todos los demás. En el momento que entiendes eso te vuelcas a ayudar sin juzgar, y eso, es la psicología.