miércoles, 20 de octubre de 2021

Reflexiones

-Que fácil parece que es saber estar solo cuando esa no es tu única opción. 

-¿Cómo se sale de un círculo vicioso en el que has estado metido toda tu vida?

-Nadie entenderá quién eres porque nadie entenderá lo que has vivido, solo tú. 

-Cuando un bolígrafo llora sus lágrimas son la tinta con la que escribimos. 

-No es más fuerte el que lucha por la persona que quiere, sino quien cada día lucha para quererse más a sí mismo.

-Tenemos la manía de buscar culpables cuando no siempre los hay porque muchas veces hacer daño es algo inevitable. 

-Que hasta gastar la tinta de cien bolígrafos no voy a parar de hablarle al mundo de ti. *mí*

-No me voy a olvidar de ti porque no quiero, porque así siempre recordaré que una vez fui capaz de querer tanto a alguien. 

-A veces simplemente no es que los amigos, las parejas, los familiares o simplemente las personas no se quieran, solo que están en momentos diferentes de sus vidas, en otro sitio, a otra cosa, y ya está.

-Un profesional de la salud mental es el único que aceptará tu dolor sin juzgarlo. 

-No, no soy una persona feliz. Me considero superviviente, sobrevivo a cada día pero no vivo de verdad. En parte como todo el mundo, supongo, pero me encantaría poder estar bien y sé que algún día lo conseguiré, porque me queda más de media vida para hacerlo.

-Anoche te volví a ver
no recuerdo exactamente dónde ni a qué hora
pero cuando me desperté al instante supe que siempre
te echaría de menos
aunque te viera en sueños
porque esa sería la única manera posible de hacerlo.

-A ti que hace cuatro años me encontré contigo y dudé de la luz en tus ojos
desconfié de la dulzura de tu sonrisa
y entre días y días tú te dejabas más la piel que yo la memoria
A ti que al final caí en tu pozo sin prisa pero ya tampoco sin pausa
ya ves al final para qué
A ti que me metiste en tu casa por la puerta grande
y me aprendí uno a uno los gotelé de todas las esquinas de cada pared
¿Para qué lo querías?
¿Para qué me querías?
A ti que hace un par de años te fuiste
deseo de corazón que tu autobús de vuelta 
en cada Navidad se olvide
de que había alguien más a quien tenía que recoger.

-Aquí vengo a explicar la diferencia entre enamorarse y estar enamorado. Es tan sencillo como que enamorarse de alguien es el intento efímero pero en vano de volver a sentir lo que sentiste cuando estabas enamorado de otro alguien. Empiezas a sentir algo que se le parece, pero que antes de subir del todo se esfuma como una puñetera nube de humo. Es simple.

-Siempre buscamos justicia y no existe. No tenemos lo que nos merecemos, nunca. La gente se muere sin merecerlo, gana y tiene cosas sin merecerlas, solo porque les ha tocado a ellos, igual que a unos les toca la lotería y a otros un cáncer. No puede existir la igualdad. Unos nacen en el seno de una familia sana y otros sufren sus trastornos y les deja huella de por vida. La gente falsa tiene amigos y la gente buena está sola. Esa es la vida. Injusta. Esa es la verdad. Y tenemos que aprender a vivir con ella y no erradicarla.

-Me hice psicóloga porque he tenido la suerte de saber de primera mano que la depresión y los trastornos mentales no entienden ni de edad ni de personas ni de nada. Porque he crecido toda mi vida en un ambiente donde todos encontraban motivos para estar mal menos para mí, yo nunca tenía motivos ni derecho a estar triste porque yo era la niña de titanio, debían pensar ellos, hasta que un día simplemente me di cuenta de que era de cristal, como todos los demás. En el momento que entiendes eso te vuelcas a ayudar sin juzgar, y eso, es la psicología.

-El síndrome del campamento de verano: vas un verano a un campamento y te lo pasas tan bien que esperas con ansia el siguiente verano para volver a ir y cuando vuelves ves que todo ha cambiado, los monitores son diferentes, tus amigos están raros, y ya no te lo pasas como antes.
Eso pasa en la vida real, tienes una época muy buena y al tiempo te das cuenta de que nada sigue igual, que ya no vas cada viernes al Momart, que tus amigos ahora tienen a otra gente, o viven en otro sitio, que tú mismo estás diferente y entiendes que aquellos fueron tus mejores años y que ya nunca volverán, que nada será igual siempre.

miércoles, 13 de octubre de 2021

A flor de piel

Hoy voy a jugar a ser yo misma sin preguntarme por qué soy así. Hoy voy a aceptar y querer esa sensibilidad que delimita mi frontera con los demás. Porque soy el tipo de persona que cuando está escuchando una canción cierra los ojos para sentirla mejor, soy quien pone dos veces el vídeo para revivir la mejor parte y quien en los viajes largos prefiere no hablar para quedarse mirando a la nada por la ventanilla del coche. Soy de silencios largos y miradas intensas, soy quien desaparece en mitad de la noche sin dar explicaciones pero vuelve para felicitar cada cumpleaños porque me acuerdo de todos y cada uno de ellos. Soy la persona más observadora que conozco, escucho para entender y no para responder. Soy a quien le cuesta la vida deshacerse de la ropa vieja porque siento que todavía hay algo que me une a ella, como si fuera una garantía de que mis recuerdos siempre van a permanecer ahí, porque la verdad es que me da pánico perderlos. Soy la persona que ves sentada sola en un banco mirando todo lo que pasa, porque me gusta mirar a la gente e imaginar quiénes son, qué están pensando, qué tipo de vida tienen. Soy la que no puede dormir a las cuatro de la mañana porque tiene un nudo en la garganta que solo se va si saca su bolígrafo y se pone a escribir. Porque esa soy yo, la que nunca te dice nada a la cara, la que se lo guarda todo para sí misma y nunca sabes qué piensa, qué quiere o quién es, pero que luego te escribe una carta de ciento un folios y no sabes ni qué responder. Soy de escribir siempre lo que siento, aunque sepa que me voy a chocar contra una pared. Soy la que de primeras se mantiene fría, pero que cuando te quiere está siempre ahí dispuesta a ponerte un par de tiritas. En el fondo le cojo cariño pronto a la gente, aunque no me guste admitirlo o demostrarlo. Me cuesta abrirme en canal si no es derramando tinta sobre el papel, esa soy yo. Pero también la que quiere con la misma fuerza que lleva un disparo directo al corazón. No me olvido de nadie que me haya movido cosas por dentro, y no hay tiempo ni milagro que consiga hacerlo. No borro lo que he sido, ni lo que soy. Tengo carácter, me enfado, te echo y me voy, pero no habrá un invierno, una canción, un parque, una palabra o conversación que no me recuerde a ti, todos los días de mi vida. No soporto ver a la gente triste, aunque no conozca a la persona, siempre ofrezco mi ayuda, aunque sea discreta a la hora de hacerlo. Es inevitable, estoy enamorada de la psicología. Soy la que nunca olvida las cosas, la que se acuerda de aquel "te quiero" a medio decir hace cinco años un domingo a la una de la madrugada. Soy la que recuerda qué tipo de películas te gusta ver y cuál es tu color favorito, pero también soy la misma que tiene la fuerza de seguir sin ti aunque un día fuéramos familia. No diré que soy de ese tipo de personas que le preguntan a las margaritas por la persona de la que están enamorados, pero sí soy de las que acarician y huelen las flores. También soy la que no da un libro por terminado hasta que no ha leído la última letra, la última firma, el último punto. La que no le gusta ver series pero cuando se engancha las vive como si fueran suyas propias. No me rindo. Lucho por lo que quiero, aunque muchas veces lo haga sin hacer ruído y parezca que no. Pero así soy yo, discreta para mis cosas, pero intensa de cojones. Y hoy me siento feliz por ello, porque supongo que hay gente que ha nacido para no saber nunca cómo expresar sus sentimientos o cómo sentir las cosas, y luego está la gente como yo, que sentimos de más, pero hoy me gusta, porque me he dado cuenta de que solo así se vive de verdad, cuando sientes la vida a flor de piel.