miércoles, 13 de octubre de 2021

A flor de piel

Hoy voy a jugar a ser yo misma sin preguntarme por qué soy así. Hoy voy a aceptar y querer esa sensibilidad que delimita mi frontera con los demás. Porque soy el tipo de persona que cuando está escuchando una canción cierra los ojos para sentirla mejor, soy quien pone dos veces el vídeo para revivir la mejor parte y quien en los viajes largos prefiere no hablar para quedarse mirando a la nada por la ventanilla del coche. Soy de silencios largos y miradas intensas, soy quien desaparece en mitad de la noche sin dar explicaciones pero vuelve para felicitar cada cumpleaños porque me acuerdo de todos y cada uno de ellos. Soy la persona más observadora que conozco, escucho para entender y no para responder. Soy a quien le cuesta la vida deshacerse de la ropa vieja porque siento que todavía hay algo que me une a ella, como si fuera una garantía de que mis recuerdos siempre van a permanecer ahí, porque la verdad es que me da pánico perderlos. Soy la persona que ves sentada sola en un banco mirando todo lo que pasa, porque me gusta mirar a la gente e imaginar quiénes son, qué están pensando, qué tipo de vida tienen. Soy la que no puede dormir a las cuatro de la mañana porque tiene un nudo en la garganta que solo se va si saca su bolígrafo y se pone a escribir. Porque esa soy yo, la que nunca te dice nada a la cara, la que se lo guarda todo para sí misma y nunca sabes qué piensa, qué quiere o quién es, pero que luego te escribe una carta de ciento un folios y no sabes ni qué responder. Soy de escribir siempre lo que siento, aunque sepa que me voy a chocar contra una pared. Soy la que de primeras se mantiene fría, pero que cuando te quiere está siempre ahí dispuesta a ponerte un par de tiritas. En el fondo le cojo cariño pronto a la gente, aunque no me guste admitirlo o demostrarlo. Me cuesta abrirme en canal si no es derramando tinta sobre el papel, esa soy yo. Pero también la que quiere con la misma fuerza que lleva un disparo directo al corazón. No me olvido de nadie que me haya movido cosas por dentro, y no hay tiempo ni milagro que consiga hacerlo. No borro lo que he sido, ni lo que soy. Tengo carácter, me enfado, te echo y me voy, pero no habrá un invierno, una canción, un parque, una palabra o conversación que no me recuerde a ti, todos los días de mi vida. No soporto ver a la gente triste, aunque no conozca a la persona, siempre ofrezco mi ayuda, aunque sea discreta a la hora de hacerlo. Es inevitable, estoy enamorada de la psicología. Soy la que nunca olvida las cosas, la que se acuerda de aquel "te quiero" a medio decir hace cinco años un domingo a la una de la madrugada. Soy la que recuerda qué tipo de películas te gusta ver y cuál es tu color favorito, pero también soy la misma que tiene la fuerza de seguir sin ti aunque un día fuéramos familia. No diré que soy de ese tipo de personas que le preguntan a las margaritas por la persona de la que están enamorados, pero sí soy de las que acarician y huelen las flores. También soy la que no da un libro por terminado hasta que no ha leído la última letra, la última firma, el último punto. La que no le gusta ver series pero cuando se engancha las vive como si fueran suyas propias. No me rindo. Lucho por lo que quiero, aunque muchas veces lo haga sin hacer ruído y parezca que no. Pero así soy yo, discreta para mis cosas, pero intensa de cojones. Y hoy me siento feliz por ello, porque supongo que hay gente que ha nacido para no saber nunca cómo expresar sus sentimientos o cómo sentir las cosas, y luego está la gente como yo, que sentimos de más, pero hoy me gusta, porque me he dado cuenta de que solo así se vive de verdad, cuando sientes la vida a flor de piel. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario