Me costó media vida aprender
que nada es para siempre
que el atardecer es efímero
y la luna demasiado paciente
Me costó otra media entender que un segundo
puede ser eterno
que unas manos pueden abarcar el mundo
y el mundo cobrar sentido en un beso
Me costó comprender
que hay que disfrutar de las cosas
mientras están
y no esforzarse tanto en encontrar un por qué
que las malas rachas se van
pero tú te quedas y tienes el poder de cambiar
Tardé tiempo en entender
que ya lo había entendido
que no importa tanto dónde estar
ni con quién
pero siempre
con
m
i
g
o
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