Aquel verano me dejó esa extraña sensación
de que todo lo bonito
de que todo lo bonito
es absolutamente efímero
Diciembre me enseñó
que no hay mayor frío
que aquel que viene de dentro
aquel que duerme contigo
La poesía me dejó un refugio
lleno de cómodos cojines
para cuando el mundo hiriera
a la niña que en mí aún vive
y que a veces se pone a llorar
Y tú,
tú me dejaste las letras más bellas
que podré escribir jamás
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