miércoles, 24 de octubre de 2018

A morir

Y ahora que el tiempo se me ha vuelto en contra
y que los vendavales vienen hacia mí,
me doy cuenta de que todo me sobra
y que tú me haces falta aquí.
Ahora que el invierno vuelve sobre sus pasos
y yo ya no escucho los tuyos por la casa
el pasado alza su mano
y me abofetea con tu recuerdo en la cara.
Ahora que dejas una historia atrás 
y un lugar al que volver 
no puedes olvidar
que allí, a esa hora, yo también te amé. 
Ahora que aquí quedo yo 
y aquí no queda nada de ti. 
No encuentro paz en mi interior. 
Te echo de menos a morir.
Las primeras lluvias, 
el segundo mes sin ti. 
El recuerdo de tu voz
aquella última vez que te vi.
Ahora me he quedado sin balas
que justifiquen la eficacia de mi pistola, 
ahora prefiero un amor de plástico 
y un corazón hecho de silicona.
Ahora que intento ser, 
ahora que soy sin ti. 
Ahora que me cuesta ver
que mi lugar es ser de ti. 
Ahora que la ola me vuelve a tirar
desisto de ella volver a huír. 
Ahora que para siempre te vas
ya lo sé; te echaré de menos a morir.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Mi desván

En mi desván guardo una causa fallida,
verdades escondidas detrás de mentiras,
máscaras de acero y disfraces de terciopelo,
velas apagadas y dormidas sobre una silla.

En mi desván guardo recuerdos
que se sostienen sin álbum de fotos.
Guardo momentos, historias y cuentos
cuyos argumentos hace tiempo que están rotos.

En mi desván guardo esperanzas extinguidas sin esfuerzo,
oportunidades perdidas, deseos incumplidos
y memorias grabadas a fuego lento
en canciones de vinilo.

En mi desván guardo tu mirada
congelada en algún instante.
Guardo los recodos de tu amor,
ahora perdido en alguna parte.

En mi desván guardo tu corazón,
y con él el recuerdo de que algún día fue mío.
Guardo la bohemia y la ilusión,
la desolación del no estar contigo.

En mi desván guardo cafés de mañanas,
tormentas de verano,
y la felicidad de poder conocer sin falta
el refugio que existe entre tus brazos.

En mi desván guardo el echarte de menos a rabiar,
el pensar que todavía es agosto y no ha terminado.
Guardo las lágrimas para no llorar
y el quererte sin pensarlo demasiado.

En mi desván guardo las lluvias que se acercan
y el resoplar del viento,
y con ello la certeza
de que por ti también dejaría al frío morir en los brazos del invierno.


lunes, 8 de octubre de 2018

Reniego

Hoy reniego de aquella hostilidad que inundaba mi corazón de ennegrecido odio. Odio de tus manos, de tu tacto. De tus ojos, de tu mirar. Hoy rechazo todo lo mundano. Por ser un poquito más capaz. Capaz de ti. Capaz de nosotros. Y nadie te mira con mis ojos. Aquel abismo que no se volvió a abrir. Los extremos que se volvieron a unir. La grieta que se quebró en sí misma. En plena cima.Y te oigo decir. Corazón de cristal. Que se rompe si no estás. Porque te quiero. Porque te llevo. Porque te sigo y me entrego. Me rompo contigo, me muero y, si respiro tu aire, sobrevivo.

Hoy soy más de ti que de todas aquellas personas que se reafirman en que amar no es de sabios. Y que me vuelvan a tirar al barro. Que yo siempre voy a creer en las hadas. Por no tener que llorar un seis de enero. Para no tener que volver a llorar si te pierdo. Una vez más. Que salto al vacío y creo que puedo volar. Pero sólo planeo. Y la verdad, eso es lo de menos. Si consigo llegar a tus brazos y allí anidar. Mi vida. Mi cielo.

Hoy te echo de menos. Hoy miro al horizonte y sé que puedo. Que fue demasiado real para desmontarlo. Que el mundo gira. Pero no se cae. Y no es en vano. El reloj está quieto. Pero el tiempo avanza. No seré yo la que pierda la revancha. Este pulso que el invierno le echa al verano. Tengo la receta de la victoria en mis manos. Esta vez no te escapas. Esta vez estás tú frente a la punta de la espada. Y yo con los ojos fijos en la pared. Y aunque los sueños, sueños sean. Ya te voy pisando los pies. Que quiero creer que te alcanzaré. Y ya sí que no querré despertar. Porque...


Hoy reniego de pensar que ya no volveremos a ser nunca más.