lunes, 8 de octubre de 2018

Reniego

Hoy reniego de aquella hostilidad que inundaba mi corazón de ennegrecido odio. Odio de tus manos, de tu tacto. De tus ojos, de tu mirar. Hoy rechazo todo lo mundano. Por ser un poquito más capaz. Capaz de ti. Capaz de nosotros. Y nadie te mira con mis ojos. Aquel abismo que no se volvió a abrir. Los extremos que se volvieron a unir. La grieta que se quebró en sí misma. En plena cima.Y te oigo decir. Corazón de cristal. Que se rompe si no estás. Porque te quiero. Porque te llevo. Porque te sigo y me entrego. Me rompo contigo, me muero y, si respiro tu aire, sobrevivo.

Hoy soy más de ti que de todas aquellas personas que se reafirman en que amar no es de sabios. Y que me vuelvan a tirar al barro. Que yo siempre voy a creer en las hadas. Por no tener que llorar un seis de enero. Para no tener que volver a llorar si te pierdo. Una vez más. Que salto al vacío y creo que puedo volar. Pero sólo planeo. Y la verdad, eso es lo de menos. Si consigo llegar a tus brazos y allí anidar. Mi vida. Mi cielo.

Hoy te echo de menos. Hoy miro al horizonte y sé que puedo. Que fue demasiado real para desmontarlo. Que el mundo gira. Pero no se cae. Y no es en vano. El reloj está quieto. Pero el tiempo avanza. No seré yo la que pierda la revancha. Este pulso que el invierno le echa al verano. Tengo la receta de la victoria en mis manos. Esta vez no te escapas. Esta vez estás tú frente a la punta de la espada. Y yo con los ojos fijos en la pared. Y aunque los sueños, sueños sean. Ya te voy pisando los pies. Que quiero creer que te alcanzaré. Y ya sí que no querré despertar. Porque...


Hoy reniego de pensar que ya no volveremos a ser nunca más.

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