En mi desván guardo una causa fallida,
verdades escondidas detrás de mentiras,
máscaras de acero y disfraces de terciopelo,
velas apagadas y dormidas sobre una silla.
En mi desván guardo recuerdos
que se sostienen sin álbum de fotos.
Guardo momentos, historias y cuentos
cuyos argumentos hace tiempo que están rotos.
En mi desván guardo esperanzas extinguidas sin esfuerzo,
oportunidades perdidas, deseos incumplidos
y memorias grabadas a fuego lento
en canciones de vinilo.
En mi desván guardo tu mirada
congelada en algún instante.
Guardo los recodos de tu amor,
ahora perdido en alguna parte.
En mi desván guardo tu corazón,
y con él el recuerdo de que algún día fue mío.
Guardo la bohemia y la ilusión,
la desolación del no estar contigo.
En mi desván guardo cafés de mañanas,
tormentas de verano,
y la felicidad de poder conocer sin falta
el refugio que existe entre tus brazos.
En mi desván guardo el echarte de menos a rabiar,
el pensar que todavía es agosto y no ha terminado.
Guardo las lágrimas para no llorar
y el quererte sin pensarlo demasiado.
En mi desván guardo las lluvias que se acercan
y el resoplar del viento,
y con ello la certeza
de que por ti también dejaría al frío morir en los brazos del invierno.
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