Estoy cansada de intentar sentir y volver a darme de bruces con tu recuerdo en cada beso ajeno. Estoy cansada de buscar en los demás lo que vi en ti, de echarme en los brazos de alguien intentando que cubran todos mis miedos, cuando realmente lo único que cubren es el tiempo, porque cuando vuelvo a casa sigues siendo tú. No sé cuándo voy a poder aprender que los únicos brazos en los que soy verdaderamente feliz, siempre han sido y serán los tuyos. A veces solo desearía echarme en tu pecho y dormir, aunque solo fuera una vez más. Pero es que necesito volver a sentir amor. Me siento culpable por intentar sentirlo y no poder. Sé que contigo me saldría solo. Ojalá pudiéramos regalarnos aunque solo fuera un último momento. No sé cómo lo estarás haciendo tú, pero te envidio. Te envidio por no encontrarte conmigo en sueños, por respirar y olvidar, por no encontrar motivos para acordarte de mí y volver a quererme. Te envidio porque tú sí y yo no. Porque yo también puedo, pero a la hora de la verdad eres tú. Al final siempre quiero estar contigo y con nadie más. Te envidio porque yo aún no he podido encontrar en el verde de los ojos de nadie aquello que encontré en el tuyo. Te envidio porque cuando doy la mano todas me parecen hechas de pieles igual de ásperas. Porque las risas de los demás me dan igual, y el recuerdo de la tuya me mantiene viva. Porque no hay un solo día en el que a mi corazón se le olvide de qué estaban hechos tus labios, ni de lo que sentía cuando me regalabas tus besos. Ojalá algún día vuelvas, o por el contrario, ojalá algún día esto que siento por ti se acabe. Pero echarte de menos sola, no, eso no me gusta, esto me está quemando por dentro.
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