después de la derrota
y te besé por el simple placer
de ser educada
y saludar de nuevo a tu boca
Te vi otro verano
pasar muy despacio
y me quedé justo ahí
sintiendo el aire
escaparse entre mis manos
e intentando atrapar gotas de agua
abocadas a fundirse contra el cristal
mientras tú avanzabas
y yo me quedaba atrás
Te volví a ver un verano más
y tu “te quiero” me dolió
no sé si más o menos
por ser el único en mucho tiempo
o por desvanecerse
tal cual de tu boca salió
Hablan de puntos débiles
y yo no necesito un cuarto verano
ni segundos eneros ni abriles
para comprender que todo de ti me duele
tanto
porque tú siempre serás
mi talón de Aquiles
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