jueves, 29 de agosto de 2024

Nunca es demasiado tarde

A todo llego siempre tarde
Llegué tarde hasta para nacer
(concretamente diez meses)

Llegué tarde a nuestro primer beso

(probablemente

de haberte besado a tiempo

habría sido el tercero)

Llegué tarde al cuarto menguante

de tus ojos verdes emitiendo destellos

al ángulo recto de tus manos

sobre mis piernas cruzadas

y a la hora punta de tu piel erizada

por el roce de mis fríos dedos

Llegué tarde a tu vida

y me fui demasiado pronto de tu almohada

Ahora en el máximo sol de agosto

si cierro los ojos todavía pienso que es de madrugada

Demasiado tarde

o demasiado temprano

según quién lo mire

pero justo a tiempo

de volver a nosotros

y darle vida a todos los posibles

Mejor tarde que nunca

porque nunca es demasiado tiempo sin ti

y la vida puede parecer eterna

Lo que también me lleva a pensar

que nunca es tarde

si la espera es buena


Por eso

llegar tarde

tampoco me parece tan malo

desde que espero llegar a ti

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