¿Sabes por qué no te respondí aquel día cuando me dijiste que me amabas? Sencillamente porque nunca lo has hecho. Tú te lo has creído, a ratos lo has intentado y a veces casi lo consigues, pero nunca lo has hecho. ¿Te digo lo que has amado? La sensación de sentirte amado, el efímero momento en el que nuestros ojos descansaban en los del otro y creías que era posible que todos los astros se alineasen para que durásemos así toda la vida. Tú has amado cada cosa que te he enseñado, cada cosa que hemos vivido, has amado cada caricia, cada beso, cada texto, cada vez que hacíamos el amor. Nos has amado, sí, los días impares y los días de lluvia, como el que reserva butaca en el cine para hora y media, así nos has amado. Has amado todo eso, pero no me has amado a mí. ¿Que cómo lo sé? Porque cariño mío, hay personas que te prometen la luna porque sienten que te deben algo, como tú sientes que me debes a mí todo el amor que un día te di, pero es que hay otras que no tienen la necesidad de prometértelo con palabras, simplemente un día llaman a tu puerta y cuando abres te la dan, así, sin previo aviso. Ahí entiendes cuando es de corazón, y cuando es de cabeza. Si alguna vez de verdad me amaste, estoy segura de que fue con la segunda.
La vida es como un juego de cartas, suerte que yo todavía conservo los comodines sobre la mesa y los ases bajo la manga.
lunes, 24 de febrero de 2025
jueves, 20 de febrero de 2025
Mi infancia
Yo crecí en otra sociedad muy distinta a la que tenemos ahora, cuando todavía no ibas agarrado al móvil por la calle, cuando las notitas en clase eran de papel y boli, cuando alguien no te gustaba, sino que te “picaba”, cuando las Coca-Cola venían con nombre y te dedicabas a buscar la tuya y las de tus amigos, cuando para abrirlas repetías el abecedario hasta acabar en una letra que sería la inicial del supuesto futuro amor de tu vida. Yo me crié con los bancos al aire libre en verano llenos de cáscaras de pipas y la lengua azul por los helados, en esa época en la que para ver al chico que te interesaba tenías que ir a buscarlo a su casa con tu amiga y rezabas porque no te abriesen los padres, cuando te llevabas una semana sin pasarte la esponja por los dos centímetros de cara donde te había dado el ultimo beso. Crecí en una época en la que las mujeres no nos mirábamos por encima del hombro ni nos hacíamos la competencia entre nosotras, sino que nos aliábamos, nos apoyábamos, y nos perdonábamos, sin rencores. Yo pasé mi infancia entre fiestas de pijama y con la maleta a cuestas entre excursiones del colegio con habitación de literas para seis, y qué maravilloso fue. ¿Quién quiere la vida adulta después de eso?
martes, 18 de febrero de 2025
Para mi Esperanza
la primera vez que te vi
hará ya unos cuantos años
Fue de ventana a ventana
de coche a coche
soltaste una frase por la boca
y pensé esta tía es fuerte
Ahora sé que lo eres como una roca
pero te vuelves espuma cuando abrazas
Haces mucho ruido
ruido del bueno
del de una playa en pleno domingo de verano a las cuatro de la tarde
del de una discoteca en hora punta
cuando te están diciendo que te quieren al oído
del de plaza mina bajo un disfraz en plenos carnavales
Eres la que está cuando él vuelve a llamar
y la que te dice la frase que te arregla el día
la que nadie más puede tener en su cabeza
Pero es que también eres la que te dice que te ve feliz cuando lo estás
El yin y el yang
tú de ruidos y yo de silencios
pero qué bonita canción
Eres capacidad de perspectiva
y la fortaleza del perdón
por mirar al pasado desde el presente
El mío, por cierto, lo haces mejor
miércoles, 5 de febrero de 2025
Así empecé a quererte
Hay muchos tipos de amor, pero tú los eres todos. Eres el ardor en el pecho a dos centímetros de tus ojos, las ansias de no aguantarse, la ambición de querer siempre más. Eres como la adrenalina de cruzar la línea roja, como el vértigo y las cosquillas en el estómago cuando después de subir vas a bajar. Lo que siento por ti no lo puedo controlar, porque eres como un incendio que va quemando miles de hectáreas a su paso y no se puede apagar. Pero es que también eres el mar en calma, y siempre me ha gustado mucho el mar. Eres como esa sensación de paz que te invade al volver a casa de tus abuelos, donde nunca nada cambia y el que siempre será tu hogar. Eres el colchón al final del día, la tirita que cura la herida, las ramas de un árbol una tarde de primavera, el piano de fondo, el atardecer pintado de nubes que vienen y se van. Y ¿Qué se hace cuando encuentras tanto amor en una sola persona? Porque eres algo así como el amor al cuadrado, o como la raíz de infinito. Algo así como las veintisiete letras del abecedario tratando de decir lo mismo. Te quiero porque eres tú. Te quiero porque desde que eres, yo también soy contigo.