¿Sabes por qué no te respondí aquel día cuando me dijiste que me amabas? Sencillamente porque nunca lo has hecho. Tú te lo has creído, a ratos lo has intentado y a veces casi lo consigues, pero nunca lo has hecho. ¿Te digo lo que has amado? La sensación de sentirte amado, el efímero momento en el que nuestros ojos descansaban en los del otro y creías que era posible que todos los astros se alineasen para que durásemos así toda la vida. Tú has amado cada cosa que te he enseñado, cada cosa que hemos vivido, has amado cada caricia, cada beso, cada texto, cada vez que hacíamos el amor. Nos has amado, sí, los días impares y los días de lluvia, como el que reserva butaca en el cine para hora y media, así nos has amado. Has amado todo eso, pero no me has amado a mí. ¿Que cómo lo sé? Porque cariño mío, hay personas que te prometen la luna porque sienten que te deben algo, como tú sientes que me debes a mí todo el amor que un día te di, pero es que hay otras que no tienen la necesidad de prometértelo con palabras, simplemente un día llaman a tu puerta y cuando abres te la dan, así, sin previo aviso. Ahí entiendes cuando es de corazón, y cuando es de cabeza. Si alguna vez de verdad me amaste, estoy segura de que fue con la segunda.
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