Hay muchos tipos de amor, pero tú los eres todos. Eres el ardor en el pecho a dos centímetros de tus ojos, las ansias de no aguantarse, la ambición de querer siempre más. Eres como la adrenalina de cruzar la línea roja, como el vértigo y las cosquillas en el estómago cuando después de subir vas a bajar. Lo que siento por ti no lo puedo controlar, porque eres como un incendio que va quemando miles de hectáreas a su paso y no se puede apagar. Pero es que también eres el mar en calma, y siempre me ha gustado mucho el mar. Eres como esa sensación de paz que te invade al volver a casa de tus abuelos, donde nunca nada cambia y el que siempre será tu hogar. Eres el colchón al final del día, la tirita que cura la herida, las ramas de un árbol una tarde de primavera, el piano de fondo, el atardecer pintado de nubes que vienen y se van. Y ¿Qué se hace cuando encuentras tanto amor en una sola persona? Porque eres algo así como el amor al cuadrado, o como la raíz de infinito. Algo así como las veintisiete letras del abecedario tratando de decir lo mismo. Te quiero porque eres tú. Te quiero porque desde que eres, yo también soy contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario