lunes, 25 de febrero de 2019

Anclado en este bar

Y esta noche aún sigo aquí. Anclado en este bar. Buscando tu recuerdo en el fondo de la botella. Bebiéndome la tristeza hasta dejarla vacía, llorando tu ausencia hasta de lágrimas volver a tenerla llena. Suena música de fondo y me acuerdo del ritmo de tus curvas cuando me sacabas a pasear, cuando me llevabas de viaje a algún caluroso lugar. A veces solía quedarme dormido sobre el brillo de tu mirada y tus manos me despertaban haciéndome cosquillas en el alma. Qué hermosa embriagadez. La de tus labios curvándose justo antes de llegar al filo de tu sonrisa. Qué estupidez. La de perderte como en un instante te visita una efímera brisa. Qué sencillo no olvidarte. Qué complicado poder perdonarme. Por no poder alzar tu vuelo. Por seguir perdido entre las tablas de tu falda. Por saber que he deseado tu libertad y a día de hoy, que va, ya no la quiero.

martes, 12 de febrero de 2019

El problema de muchos

Creo que el problema de muchos es que queremos las cosas solo porque nos llaman la atención en un primer plano, y no las conocemos de verdad.
Que nos cansamos muy pronto, cuando ya lo tenemos, de lo que antes de veras deseábamos tener.
Que nos gusta lo fácil porque lo difícil es menos cómodo.
Que nos creemos que cuando ya hemos conseguido algo nos pertenecerá siempre, y no somos conscientes de que si no lo cuidamos día a día se puede perder.
Que pensamos mucho en el "así y ya está" y no nos esmeramos en hacer las cosas correctamente.
Que hacemos muchas cosas por cumplir, cuando no nos salen de corazón.
Que preferimos el rápido y mal, antes que el lento y bien.
Que decimos mucho y hacemos menos que nada.
Que sentimos demasiado y nos arriesgamos bastante poco.
Que siempre ponemos por delante a lo que por un rato nos divierte, y nos dejamos atrás a lo que nos haría feliz toda una vida.

Mi pequeña

Yo he visto en tus ojos renacer aquel fuego de una hoguera en ti jamás apagada. He visto a todos esos girasoles seguir tu figura cuando los has deslumbrado al pasar. He visto tu mar de lágrimas en noches eternas, y también te he visto por el rabillo del ojo cuando de emoción te has echado a temblar. He visto tu colección de peluches viejos, y tus historias sin acabar. Y sé que duele. Pero un mundo sin ti todavía dolería mucho más. Tus pequeños vestidos desteñidos guardan memorias de bailes a la luz de la luna en bodas de verano. Tienes un armario lleno de zapatos que ahora te quedan pequeños, pero un día te guiaron. No puedo olvidarme del dorado que emergía de tu pelo cuando el sol allí se dormía, ni de la ilusión que te hacía ver a las flores bailar con el viento. Tienes que ser fuerte, te dijeron. Y tú lo fuiste por las dos, intento tras intento. He entendido tus mil motivos para marcharte y te he expuesto el mío para que te quedes. Así que quédate aquí, que todavía me quedan fuerzas para amar. He visto al tiempo pasar desde la ventana aquella. He visto muchas cosas y sólo he llegado a entender una de ellas; nunca sabré vivir sin ti. Nunca más, pequeña.

El paso del tiempo

Lo siento si has pasado dos veces por al lado de esa farola que se apaga y se enciende, y que nunca alumbra ningún lugar. Lo siento si has vuelto cien veces a la vuelta de la esquina, y aquella esquina no volvió a ser como tú la conociste nunca más. Lo siento, por aquellos raíles de tren que ya no besan ruedas, porque se quemaron de tanto roce. Lo siento por el paisaje que veías desde tu ventana, y por las ruinas que hoy yacen bajo tus pies. Lo siento, pero el tiempo pasa, y arrolla todo lo que ve, consume todo lo que toca, mata las cosas antes de éstas poder nacer. Tu ciudad quizás será más oscura, pero en tu interior abundará eternamente la luz, pues cuando no la halles, siempre nos quedarán otras cien vidas que vivir bajo el cielo de Toulouse.

Mis castillos

Aquel día volví a caer. Esta noche he vuelto a naufragar. A las cien tazas de café. A los veinte deseos tirados en botellas al mar. Y vuelvo a ser yo. La que respira humo y tose indiferencia. La que encierra en gotas de agua sueños rotos como el cristal. De tu puerta. Por la que te vi marchar. Y soy yo. La que se acuesta tarde por las noches. La que se duerme temprano en las mañanas. La que en las madrugadas siempre se queda un minuto más suspendida en el recuerdo de tu risa y en el compás de tus pupilas. El diámetro que siempre dibuja círculos imperfectos. Arriba y abajo. Y eso me gusta demasiado. Quisiera ponerme a caminar por el fino hilo que separa el deseo de la realidad. Y que sea lo que tenga que ser. Instante o infinidad. Perdón por no ser sumisa. Pero hoy tengo algo de prisa. De quererte ya tuve suficiente castigo. Con las piedras del muro que nos separa ya he levantado demasiados castillos aquí fuera. Perdón, por quererte. Disculpa, pero ya no puedo. De la distancia que nos separa hoy hago carreras de cien mil metros. Por ti cruzo fronteras. Pero por mí salto primero.

Reflexiones

No puedo correr porque se me han roto las alas.
No puedo volar porque me quedan grandes las chanclas.
(Y viceversa).

*

Y yo, que no creía en trucos de magia,
me he quedado prendada del arco-iris
que ilumina los bordes de tu mirada.

*

Siento que siempre llego tarde a todos los sitios.
(Y no hablo especialmente de lugares).

*

Yo sabía que nosotros estábamos hechos para quedarnos a vivir bajo la lluvia de Abril.

*

Por cada "mi vida" que me dices tengo de vida un año más.

*

Yo conozco el cielo. Me lo presentaste cuando con tus labios me diste un beso.

*

A veces siento que les hablo a las paredes, y lo peor de todo es que creo que ellas me escuchan más y mejor que la gente que me rodea.

*

Me necesito.

*

Si no nace de mí, no lo puedo sembrar en ti.

*

Que si no viera colores no hablaría de arco-iris.
Que si no existiera mar no hablaría de olas.
Que si no hubiese cielo no hablaría de lunas ni estrellas.

Que si no te amara con el peso de mi alma, no hablaría jamás de ti.

*

Hay madrugadas en las que te siento tan distante que poco a poco me voy congelando hasta que amanezco cubierta por una fina capa de hielo.

*

Este mundo está lleno de incomprendidos que buscan su refugio bajo las alas de la excepcionalidad.