La vida es como un juego de cartas, suerte que yo todavía conservo los comodines sobre la mesa y los ases bajo la manga.
martes, 12 de febrero de 2019
Mi pequeña
Yo he visto en tus ojos renacer aquel fuego de una hoguera en ti jamás apagada. He visto a todos esos girasoles seguir tu figura cuando los has deslumbrado al pasar. He visto tu mar de lágrimas en noches eternas, y también te he visto por el rabillo del ojo cuando de emoción te has echado a temblar. He visto tu colección de peluches viejos, y tus historias sin acabar. Y sé que duele. Pero un mundo sin ti todavía dolería mucho más. Tus pequeños vestidos desteñidos guardan memorias de bailes a la luz de la luna en bodas de verano. Tienes un armario lleno de zapatos que ahora te quedan pequeños, pero un día te guiaron. No puedo olvidarme del dorado que emergía de tu pelo cuando el sol allí se dormía, ni de la ilusión que te hacía ver a las flores bailar con el viento. Tienes que ser fuerte, te dijeron. Y tú lo fuiste por las dos, intento tras intento. He entendido tus mil motivos para marcharte y te he expuesto el mío para que te quedes. Así que quédate aquí, que todavía me quedan fuerzas para amar. He visto al tiempo pasar desde la ventana aquella. He visto muchas cosas y sólo he llegado a entender una de ellas; nunca sabré vivir sin ti. Nunca más, pequeña.
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