La vida es como un juego de cartas, suerte que yo todavía conservo los comodines sobre la mesa y los ases bajo la manga.
martes, 12 de febrero de 2019
Mis castillos
Aquel día volví a caer. Esta noche he vuelto a naufragar. A las cien tazas de café. A los veinte deseos tirados en botellas al mar. Y vuelvo a ser yo. La que respira humo y tose indiferencia. La que encierra en gotas de agua sueños rotos como el cristal. De tu puerta. Por la que te vi marchar. Y soy yo. La que se acuesta tarde por las noches. La que se duerme temprano en las mañanas. La que en las madrugadas siempre se queda un minuto más suspendida en el recuerdo de tu risa y en el compás de tus pupilas. El diámetro que siempre dibuja círculos imperfectos. Arriba y abajo. Y eso me gusta demasiado. Quisiera ponerme a caminar por el fino hilo que separa el deseo de la realidad. Y que sea lo que tenga que ser. Instante o infinidad. Perdón por no ser sumisa. Pero hoy tengo algo de prisa. De quererte ya tuve suficiente castigo. Con las piedras del muro que nos separa ya he levantado demasiados castillos aquí fuera. Perdón, por quererte. Disculpa, pero ya no puedo. De la distancia que nos separa hoy hago carreras de cien mil metros. Por ti cruzo fronteras. Pero por mí salto primero.
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