Llega un momento en el que te das cuenta que nada cambiará si cierras los ojos y sueñas, y piensas. Debes luchar. Luchar por el amor que sientes, que te demuestra.
Debes aprender, recapacitar, escuchar. El amor no son solo besos y caricias, ni palabras bonitas. No son recuerdos estancados ni vivos. El amor es el momento. El momento de demostrar, respetar. De enamorar cada día con pequeños detalles, con grandes gestos.
El amor ayuda a vivir, a ser feliz. El verdadero amor sí, lo consigue. Lo conseguimos, porque no existe amor sin ti.
Y el amor también es dar las gracias, perdonar, sonreír y mirar a los ojos. El amor es ese momento en el que sientes que estás soñando, mueves la mano y notas como puedes tocarlo.
El amor es ese persona. El amor eres tú.
La vida es como un juego de cartas, suerte que yo todavía conservo los comodines sobre la mesa y los ases bajo la manga.
viernes, 27 de marzo de 2015
jueves, 26 de marzo de 2015
Vivir
Cierra los ojos y durante un instante piensa en lo bueno que tienes, en esas personas que hacen que tu vida tenga sentido. Piensa en lo que has vivido e imagina lo que te queda por vivir.
Sonríe por ser quién eres y olvida todo lo que un día te hizo llorar. Porque no merece la pena sufrir, nadie tiene derecho a borrarte la sonrisa.
Disfruta de aquellos que te quieren y te apoyan, que te abrazan cuando más lo necesitas y que siempre están ahí. O allí. No importa la distancia. Importan las palabras, los hechos, los momentos vividos junto a ellos. Importa cada segundo de felicidad que te han aportado.
Porque tú eres importante, único/a y debes aprovechar cada minuto de tu vida. Y si es junto a esas personas, sólo te queda darles las gracias y sonreír.
Sonríe por ser quién eres y olvida todo lo que un día te hizo llorar. Porque no merece la pena sufrir, nadie tiene derecho a borrarte la sonrisa.
Disfruta de aquellos que te quieren y te apoyan, que te abrazan cuando más lo necesitas y que siempre están ahí. O allí. No importa la distancia. Importan las palabras, los hechos, los momentos vividos junto a ellos. Importa cada segundo de felicidad que te han aportado.
Porque tú eres importante, único/a y debes aprovechar cada minuto de tu vida. Y si es junto a esas personas, sólo te queda darles las gracias y sonreír.
Mi sueño
.jpg)
.jpg)
Ahora ya soy mayor y me siento cansada, no sé qué decir sobre esta vida que estoy intentando dejar. Viví mi vida y la viví bien, hay muchas historias que he vivido para contar.
Ahora ya estoy preparada para volar desde el árbol más alto.
domingo, 22 de marzo de 2015
Mi jodida verdad
.jpg)
A veces acepto que las cosas han cambiado en vez de intentar entender el por qué, pero casi siempre me rayo sin pensar en lo importante. A veces pienso en los buenos momentos, pero luego vienen los malos y me derrumbo.
A veces recuerdo las cosas buenas que hizo por mí, pero me viene a la cabeza el daño que me hizo y me rompo en mil pedazos. A veces pienso en lo bueno que era conmigo, pero caigo en la cuenta de que me aferré a lo que más daño me hacía.
Me gustaría ser tan fuerte como digo y tan resistente como quiero ser. Me gustaría olvidar y no volver a recordar. Me encantaría matar esos recuerdos.
Pero no puedo. Él siempre fue una gran parte de mí, y arrancarla para reconstruir otra es muy difícil.
Duele querer y que no te quieran. Duele darlo todo y que no te den nada. Duele odiar a alguien a quien has querido más que a tu propia vida. Y yo no puedo más.
En realidad soy transparente. En realidad soy sensible. En realidad soy yo, no otra. Y en realidad, aún le quiero.
La vida
.jpg)
Pero la vida es mucho más que reír o llorar, la vida es amor, la vida es ilusión, la vida es tranquilidad, y a veces, temor. En la vida hay momentos buenos y malos, la típica euforia que te hace saltar, y la típica impotencia que te corroe por dentro.
La vida es un río, por el que puedes nadar o navegar, por el que puedes ir con rumbo o sin rumbo. La vida es felicidad y a la vez tristeza. La vida es crecer por dentro y por fuera. La vida son lágrimas que al caer hacen que crezcan las plantas. La vida es nostalgia en el pasado, y recuerdo en el olvido. La vida es vivir, y yo quiero vivirla contigo.
Quiero reír, quiero llorar, quiero saltar, soñar, amar. Quiero aprender a volar. Quiero ser esa mariposa con las alas abiertas y quiero que al posarme tú estés esperándome. Quiero compartir mi vida contigo, quiero que vayamos juntos por ese río, sin rumbo fijo, o con él, pero siempre juntos y unidos. Quiero crecer contigo, y quiero verte crecer. Y para cuando la vida se nos acabe, en cualquier otro lugar, poder recordarlo una y otra vez.
Otro día más
.jpg)
Quizá así sea mejor. Quizá tú jamás te enteres de todo aquello que yo puedo darte. Quizá nunca tenga la suficiente fuerza como para enfrentarme a esta situación. Tantos quizás. Realmente, me cuesta entenderme a mí misma. No me debería de costar tanto expresar lo que siento, pero contigo todo es distinto. Cuando necesito llorar, ahí estás tú con lo necesario para hacerme cambiar de sentimiento. Cuando lo que necesito es reír, nunca fallas. Son tantos los textos que puedo escribir describiendo lo que día a día siento por ti...
Pero dime una cosa: ¿Realmente vale la pena esperar por o para alguien, sabiendo que esa persona no hace lo mismo? ¿Realmente vale la pena estar día a día intentando apartarte de mis pensamientos? ¿Realmente vale la pena aguantar que la gente te diga "Déjalo. Si no se fija en ti es su problema" y que tú, aún sabiendo que es verdad, sigues ahí, luchando por darle todo? No sé si merece la pena o no, solo sé que no puedo dejar de hacer lo que hago, de pensar lo que pienso, de sentir lo que siento. Y también sé otra cosa. Sé que no vas a sentirte identificado cuando leas esto, y lo que más me duele saber, es que cuando leas esto (si te dignas a leerlo) no le darás más importancia que la que se le da al texto de una conocida, o amiga.
Me duele todo esto mucho, sí. Tenerte ahí y no ser capaz de mirarte a los ojos por miedo a decir eso que no debo decir. Tenerte a mi lado, poder rozar tu pelo con mis dedos, y no ser capaz de hacerlo, por temor a tu reacción. Sí, temor a tu reacción, a tu rechazo.
Día a día me pregunto "por qué no verá lo que le puedo llegar a ofrecer". Día a día lucho por mantener mi posición, la de amiga. Porque sé que no voy a pasar a más, solo la amiga fiel, esa que escucha problemas, seca lágrimas, crea risas, y nada más, nunca nada más.
sábado, 14 de marzo de 2015
Enganchada a ti

Contigo aprendí lo que significa querer a alguien, tú fuiste quien me lo enseñaste. Por ti fui capaz de dejarlo todo, de volver a empezar. Confié en ti sin pensar en lo que me decían los demás. Estuve contigo a pesar de tus defectos, a pesar de nuestras diferencias, no me importó nada ni nadie más.
Recuerdo cuando me prometías que sería para siempre, cuando me decías y me jurabas que no querías a nadie más. Me encantaba estar contigo y reírme sin parar, por cada tontería, una carcajada más. Adoraba cuando nuestros labios se unían y no se querían separar.
Lo mejor, aquellos días de besos, abrazos y susurros al oído, toda una eternidad. Me encantaba estar contigo e irnos a pasear, a matar el tiempo, a desear cosas que jamás pudiéramos llegar a imaginar. Adoraba tantas cosas de ti, tantas cosas de nosotros...
Pero lo cierto es que estaba ciega, pues tenía los ojos cerrados, no veía quién eras realmente, no sabía que me estabas utilizando. Pero cuando decidí abrirlos, ya era demasiado tarde, ya me había enganchado a ti como nunca antes me había enganchado a nadie....
Olvidarte
Me senté un día en mi escritorio a pensar, a pensar en tu sonrisa, aquella que provocaba la mía, a pensar en tus ojos cuando me buscaban y en los míos cuando te encontraban.
Me senté a recordar cada momento, cada instante, cada beso y cada abrazo. Me senté a valorar lo bueno y lo malo, las cosas que hiciste por mí y el daño que me hiciste. Me senté a pensar si merecía la pena seguir luchando por ti.
Me senté a decidir. Y decidí olvidarte. Me faltaban razones para seguir queriéndote y me sobraban argumentos para empezar a olvidarte. Pero justo cuando me iba a levantar, la vi, ahí estaba esa maldita foto, ahí estábamos nosotros, los locos enamorados que fuimos un día.
Ahí estaba esa dichosa carta, aquella que me escribiste diciéndome que lo era todo para ti, y ya ves, hoy para ti ya no soy nada. Y entonces, cerré los ojos para dejar caer una lágrima, otra más, una entre tantas otras que cayeron por ti.
Y ahí estaba en mi memoria esa colonia, esa que siempre llevabas, esa misma que olía cada vez que te abrazaba. Y ahí estaba mi vida contigo pasando por mi cabeza a momentos, en sesenta segundos. Y ahí estaban mis ganas de volver a verte, esas malditas ganas que no se iban nunca y que si se iban volvían a regresar. Y es que es tan difícil olvidarte, y tan fácil volverte a amar...
Me senté a recordar cada momento, cada instante, cada beso y cada abrazo. Me senté a valorar lo bueno y lo malo, las cosas que hiciste por mí y el daño que me hiciste. Me senté a pensar si merecía la pena seguir luchando por ti.

Ahí estaba esa dichosa carta, aquella que me escribiste diciéndome que lo era todo para ti, y ya ves, hoy para ti ya no soy nada. Y entonces, cerré los ojos para dejar caer una lágrima, otra más, una entre tantas otras que cayeron por ti.
Y ahí estaba en mi memoria esa colonia, esa que siempre llevabas, esa misma que olía cada vez que te abrazaba. Y ahí estaba mi vida contigo pasando por mi cabeza a momentos, en sesenta segundos. Y ahí estaban mis ganas de volver a verte, esas malditas ganas que no se iban nunca y que si se iban volvían a regresar. Y es que es tan difícil olvidarte, y tan fácil volverte a amar...
Quería decirte
Hola, quería decirte gracias, lo siento, te quiero. Quería decirte tantas cosas que no sé por dónde empezar. Quería decirte miles de cosas, y miles de cosas que me falta tiempo para poderte contar.
Quería darte las gracias, por aguantarme, por soportarme, por enseñarme, por quererme. Gracias por darme una oportunidad, por escucharme y por intentar comprenderme, aunque la mitad de las veces no lo consiguieras. Gracias por hacerme creer en ti, por haberme hecho sonreír tantas y tantas veces. Gracias por haberme querido tanto todo este tiempo y gracias por no abandonarme sin más, gracias por seguir a mi lado.
Quería decirte que lo siento, porque así soy yo, que lo siento, pero que así salió. Quería pedirte perdón por no haber sido perfecta, por no haber sido quien tú querías que fuera y por haber dejado, en parte, ilusiones rotas en tu corazón.

Quería decirte que hacerte daño no fue nunca mi intención, que te quise como no quise a nadie más y que si no te lo demostré fue porque tú no me diste tiempo para hacerlo.
Quería decirte que me fui porque tú te fuiste, que no volví porque tú no volviste.
Quería decirte que si tú hubieras querido, juntos podríamos haber sido todo lo que hubiésemos querido.
Quería decirte que te amaba, y que arrancarte de mi corazón aún hoy para mí es imposible.
Quería decirte que para ti tal vez ya sea agua pasada, que ni te acuerdes de que existo, pero que yo aún aquí para ti sigo.
Quería decirte que a lo mejor ya no seré lo que fui para ti una vez, pero que puedes contar conmigo.
Y quería decirte, que no voy a cambiar por ti, que tú también te equivocaste, pero quería decirte y recordarte algo que es mucho más importante, y es que como yo te quiero, no te va a querer nadie.
¿Y sabes una cosa? Quería decirte que si fuiste un error, volvería a equivocarme...
Quería darte las gracias, por aguantarme, por soportarme, por enseñarme, por quererme. Gracias por darme una oportunidad, por escucharme y por intentar comprenderme, aunque la mitad de las veces no lo consiguieras. Gracias por hacerme creer en ti, por haberme hecho sonreír tantas y tantas veces. Gracias por haberme querido tanto todo este tiempo y gracias por no abandonarme sin más, gracias por seguir a mi lado.
Quería decirte que lo siento, porque así soy yo, que lo siento, pero que así salió. Quería pedirte perdón por no haber sido perfecta, por no haber sido quien tú querías que fuera y por haber dejado, en parte, ilusiones rotas en tu corazón.

Quería decirte que hacerte daño no fue nunca mi intención, que te quise como no quise a nadie más y que si no te lo demostré fue porque tú no me diste tiempo para hacerlo.
Quería decirte que me fui porque tú te fuiste, que no volví porque tú no volviste.
Quería decirte que si tú hubieras querido, juntos podríamos haber sido todo lo que hubiésemos querido.
Quería decirte que te amaba, y que arrancarte de mi corazón aún hoy para mí es imposible.
Quería decirte que para ti tal vez ya sea agua pasada, que ni te acuerdes de que existo, pero que yo aún aquí para ti sigo.
Quería decirte que a lo mejor ya no seré lo que fui para ti una vez, pero que puedes contar conmigo.
Y quería decirte, que no voy a cambiar por ti, que tú también te equivocaste, pero quería decirte y recordarte algo que es mucho más importante, y es que como yo te quiero, no te va a querer nadie.
¿Y sabes una cosa? Quería decirte que si fuiste un error, volvería a equivocarme...
Al final todo tiene un sentido
Durante aquellos años pensaba que envejecería a su lado, quería hacerlo, soñaba con planes compartidos y me ilusionaba con cada paso que dábamos. No era fácil, pero era especial.
Compartíamos una vida de momentos y momentos que parecían una vida, era feliz, pensaba que eso era la felicidad absoluta, que nada podría quebrarlo, que todo era eso. Me equivoqué, como tantas otras veces.
Me equivoqué soñando al lado de alguien que no soñaba por mí, moría por quien no moría, ni vivía, por mí. Tropecé, como tantas otras veces, y me caí. Me rompí en el mismo instante en el que él decidió acabar con aquello, terminar con esos momentos que parecían una vida, que eran mi vida.
Me rompí y tardé en recomponerme. Compré pegamento barato para unir aquel corazón hecho pedazos, tan barato que siempre volvía a despegarse, a romperse, nunca se volvía a reconstruir, pegamento del malo, del que encima que no pega, deja rastro.
Me rompí muchas más veces, todas las veces que intenté recomponerme, y no me podía levantar. Nadie era él, y él ya no era nadie. Nada, y nada puede convertirse en todo cuando nadie puede convertirse en él.
Pero, a veces, todo lo malo tiene que suceder para saber apreciar lo bueno, que lo bueno parece infinitamente mejor después de haber pasado por todo lo infinitamente malo.
Me levanté. Equilibrio, y al final, todo tiene un sentido, y al final, das con aquel pegamento que es incapaz de despegarse y tu corazón se vuelve más fuerte que nunca, sin grietas, sin hueco por donde se cuele el dolor, porque, al final, todo es quien sabe convertirte en todo para él...
Compartíamos una vida de momentos y momentos que parecían una vida, era feliz, pensaba que eso era la felicidad absoluta, que nada podría quebrarlo, que todo era eso. Me equivoqué, como tantas otras veces.
Me equivoqué soñando al lado de alguien que no soñaba por mí, moría por quien no moría, ni vivía, por mí. Tropecé, como tantas otras veces, y me caí. Me rompí en el mismo instante en el que él decidió acabar con aquello, terminar con esos momentos que parecían una vida, que eran mi vida.

Me rompí muchas más veces, todas las veces que intenté recomponerme, y no me podía levantar. Nadie era él, y él ya no era nadie. Nada, y nada puede convertirse en todo cuando nadie puede convertirse en él.
Pero, a veces, todo lo malo tiene que suceder para saber apreciar lo bueno, que lo bueno parece infinitamente mejor después de haber pasado por todo lo infinitamente malo.
Me levanté. Equilibrio, y al final, todo tiene un sentido, y al final, das con aquel pegamento que es incapaz de despegarse y tu corazón se vuelve más fuerte que nunca, sin grietas, sin hueco por donde se cuele el dolor, porque, al final, todo es quien sabe convertirte en todo para él...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)