
Contigo aprendí lo que significa querer a alguien, tú fuiste quien me lo enseñaste. Por ti fui capaz de dejarlo todo, de volver a empezar. Confié en ti sin pensar en lo que me decían los demás. Estuve contigo a pesar de tus defectos, a pesar de nuestras diferencias, no me importó nada ni nadie más.
Recuerdo cuando me prometías que sería para siempre, cuando me decías y me jurabas que no querías a nadie más. Me encantaba estar contigo y reírme sin parar, por cada tontería, una carcajada más. Adoraba cuando nuestros labios se unían y no se querían separar.
Lo mejor, aquellos días de besos, abrazos y susurros al oído, toda una eternidad. Me encantaba estar contigo e irnos a pasear, a matar el tiempo, a desear cosas que jamás pudiéramos llegar a imaginar. Adoraba tantas cosas de ti, tantas cosas de nosotros...
Pero lo cierto es que estaba ciega, pues tenía los ojos cerrados, no veía quién eras realmente, no sabía que me estabas utilizando. Pero cuando decidí abrirlos, ya era demasiado tarde, ya me había enganchado a ti como nunca antes me había enganchado a nadie....
No hay comentarios:
Publicar un comentario