Me senté a recordar cada momento, cada instante, cada beso y cada abrazo. Me senté a valorar lo bueno y lo malo, las cosas que hiciste por mí y el daño que me hiciste. Me senté a pensar si merecía la pena seguir luchando por ti.

Ahí estaba esa dichosa carta, aquella que me escribiste diciéndome que lo era todo para ti, y ya ves, hoy para ti ya no soy nada. Y entonces, cerré los ojos para dejar caer una lágrima, otra más, una entre tantas otras que cayeron por ti.
Y ahí estaba en mi memoria esa colonia, esa que siempre llevabas, esa misma que olía cada vez que te abrazaba. Y ahí estaba mi vida contigo pasando por mi cabeza a momentos, en sesenta segundos. Y ahí estaban mis ganas de volver a verte, esas malditas ganas que no se iban nunca y que si se iban volvían a regresar. Y es que es tan difícil olvidarte, y tan fácil volverte a amar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario