En un atisbo apagado de piel
todavía puedo ver las marcas de tus dedos
todavía puedo ver las marcas de tus dedos
En un abismo incendiado de hiel
todavía puedo quemarme con las llamas de tu invierno
He debido quedarme atrás
concretamente en la séptima nota sostenida de tus labios
en los jirones de tu espalda rasgada por la sal
en el último resquicio del calor de tu abrazo
en tu efímero presente del indicativo del verbo amar
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