miércoles, 10 de agosto de 2016

Éxtasis efímero

No te diré que ya no volveré a pronunciar las letras de tu nombre entre temblorosas consonantes, con todas sus vocales perdiendo el equilibrio y cayendo de un ático al vacío. No te diré que la emoción desenfrenada ya no volverá a dominar mi cuerpo cuando pases por mi lado y no te vayas. No te diré que eres todo y cuanto yo más he deseado tener en mi vida, pero ya no. No te diré que me habría gustado ser quien durmiera en el lado izquierdo de tu cama, quien se sentara en la mesa de tu cocina para desayunar, pero ya no lo seré. No te diré que en invierno habría querido compartir mi porche contigo, y en verano, mudarnos a la suite de un hotel. No te diré que mi ilusión me abandonó en el último tramo de carretera, porque tú ya te habías bajado del coche antes sin ni siquiera avisarme, y yo no quise darme cuenta. No te diré que el dolor me mató en vida, que el recuerdo de tu voz era afilado y desgarraba con creces mi alma, porque eso ya ha pasado. No te diré que verte y besar tu sonrisa en sueños siempre me fue insuficiente, hasta hoy. No te diré que ya no pienso que estés hecho a mi medida. No te diré que cuando tocas tu guitarra viajas al mundo de los inmortales y allí te quedas, porque ya no. No te diré que a pesar de todo ya no querré ir en coche a Barcelona y volver el mismo día, nunca, ahora que no estás, ahora que parece que te has ido, porque ya eso se acabó. No te diré que esos viajes ya no tendrán sentido no porque cambie el lugar, sino porque ya no seas tú mi compañero de viaje, porque me niego a que sea así. No te diré que las canciones ya no son de amor ni las películas son románticas, porque no quiero creerlo ni lo voy a creer. No te diré que perdí la cuenta de los pañuelos que tiré tras envolver en ellos tus mentiras, porque eso ya no importa. No te diré que no me costó olvidarte, pero tampoco que me iba a merecer la pena vivir de la ilusión, de pensar que regresarías quizás por Navidad, o tal vez en mi próximo cumpleaños. No te diré nada de eso porque ya te lo he dicho.


 Tu cuerpo junto al mío y un puente tras nuestro abrazo,
Euforia pasajera haciendo infinitos mis bordes.
Tus canciones de amor y mis textos románticos,
Éxtasis efímero que se desvaneció al son del último acorde.


Y ahora que el dolor ya cesó su empeño en hacerme sangrar, ahora que las heridas ya parecen cicatrices. Ahora ya no eres tú, ahora soy yo. Ahora ya sobras tú, ahora importo yo.

La llama de mi mechero se apagó, pues quemaste tanto mi vida que me quedé sin gas. Ahora mi mechero es a prueba de piedras, y esta vez no correré el riesgo de quemarme con mi propio fuego. Ahora eres hielo. Y no me importa si te derrites.

Y aunque es cierto que te he perdido, es verdad que yo he ganado. Me he ganado a mi misma y la oportunidad de conocer a alguien que no se canse de encender sus cigarrillos con mi llama. Ahora estoy feliz, ahora que lo pienso... Es mi cumpleaños y yo ya no te deseo.


Loes

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