viernes, 30 de diciembre de 2016

Limerencia inmarcesible

Te echo de menos;
el olor de tu ropa,
el tacto de tu piel,
el sabor de tu boca.

El vate de mi amor;
el sacrilegio de amarte.
El dédalo de mi pasión;
pasión egoísta, impía e incurable .

Los días de sol,
las noches de luna llena.
La carretera que lleva a tu casa,
el sueño de tu dulce compañía eterna.

Los besos marcados en mi piel;
el sello de quien me fue siempre fiel.
Las sábanas testigo del que fue mi hombre;
la imborrable tangible firma de tu nombre.

El reloj parado,
la furia de la tormenta.
El peso en mis párpados,
la soledad de mi alma en pena.

El silencio de mi garganta,
las lágrimas en los ojos.
De mi rival la espada más amplia,
puñal clavado en lo más hondo.

De la mano alejándonos de la prudencia,
incontrolable sed en nuestro manantial.
Quererte desde la luminiscencia,
amarte aún en la oscuridad.

Desatas en mí la limerencia,
limerencia inmarcesible.
Camino marcado por tu influencia,
inefable amor triste.

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