viernes, 29 de julio de 2022

Carolina

¿Qué os puedo decir de ella?
Es un ser de luz, 
una de esas personas 
que van dejando una estela
a su paso.
Es como el mar en calma, 
o como cuando solo se oye
el ruído de la naturaleza. 
Ella es esa sensación de paz. 
Pero a la vez es el terremoto
que llega y te pone la vida
patas arriba
y te hace preguntarte
cómo la ha podido cambiar tanto
a mejor.
Es una de esas personas
que cuando las ves te alegran el día
solo con su presencia.
Es una de esas personas que yo llamo
personas vitamina;
sólo con tenerlas al lado
ves la vida de un color mucho más claro
y te contagian las ganas de reír.
Ella es tranquilidad, armonía, 
felicidad, diversión,
pero también es carácter,
es duro pelear con ella
y, eso, a veces, es bueno. 
Es fuerza, es decisión. 
Es una de esas personas
de las que dirías que saben quersese a sí mismas
y a la vida. 
Estar contigo es como volver a estar de vacaciones aunque sigamos estando en casa. 
Porque tú eres viaje, amiga, 
eres el viaje a una vida paralela
en la que no existe el dolor, 
incluso aunque tú misma
pudieras llevarlo por dentro. 
Y eso, es hacer magia. 
Gracias por ser como eres
y por seguir siéndolo siempre. 

miércoles, 27 de julio de 2022

El proceso de superarte

Creo que este es el texto más desgarrador que voy a escribir jamás.
A la pregunta más obvia que todos me hacen;
¿Y por qué no saludarte?
Mi respuesta, para mí, es mucho más obvia:
porque yo aún estoy en proceso de superarte.
Ojalá mis sentimientos fueran como los tuyos,
ojalá pudiera controlar al ciclón que me toma de la mano
cada vez que veo tu rostro aparecer cerca,
ojalá pudiera verte con los ojos que tú me ves a mí
y no como si al verte a ti estuviera viendo al mundo entero.
Pero los dos, en el fondo, sabemos que, 
desgraciadamente, eso no es así.
Solo te diré algo; 
has sido mi fuente de inspiración para escribir
durante más tiempo del que imaginas,
y solo te preguntaré algo;
¿Sabes lo difícil que es para un escritor
olvidar a su musa?
Solo por eso tiene sentido
que no pueda olvidarme de ti.
A mí también me gustaría aprender a verte como un amigo
pero ¿Sabes qué pasa? 
Que la vida es muy puta y cruel,
porque cuando me decido a dejar de quererte,
cuando le pido a tu hermano que me borre de la lista
de mejores amigos de Instagram,
cuando quito todos tus regalos del coche
y los escondo en el rincón más oscuro que veo por mi casa,
cuando dejo de leer libros románticos,
de escuchar canciones de amor,
cuando me deshago de todo lo que tiene que ver contigo,
justo entonces,
tú, tan oportuno como siempre,
te cruzas por mi camino dos veces seguidas.
Discúlpame, pero no puedo saludarte.
No puedo ni siquiera mirarte,
porque se me cae el alma
y se me paraliza este terco corazón
que insiste en su absurda idea de quererte.
Por eso no puedo.
Porque la vida es jodida
y no deja de joderme contigo.
No me malinterpretes,
me gusta verte,
me encanta verte feliz,
pero a la distancia precisa.
Cuando estábamos en el bar aprovechaba cuando no mirabas
para poder mirarte yo
y sonreía de la manera más estúpida que jamás lo haré
simplemente por verte a unos metros de mí
después de tanto tiempo separados, y,
sobre todo, por verte feliz.
Pero no puedo romper esa corta distancia,
decirte: hola ¿Cómo estás? 
Darte dos besos.
No.
Es como cuando sigues o espías a alguien,
que tratas de mantenerte cerca,
pero sin que te vea,
y sin acercarte del todo.
Con la diferencia de que en ese caso es para que no te pillen,
y en el mío, pues supongo que es para
poder disfrutar de ti
sin darte el poder de volver a matarme.
¿Sabes? 
Una vez aprendí que no hay peor despedida
que volver a saludar con dos besos,
y por eso, yo jamás voy a poder ser tu amiga,
porque nunca he querido despedirme de ti.
De nuevo, discúlpame,
pero tal y como te dije en innumerables ocasiones,
yo siempre seré, sin esfuerzo alguno,
la segunda mujer en el mundo que más te quiera.
Y eso no va a cambiar ni cuando llegue a la meta
de este puto proceso de superarte.
Que Dios me perdone.
Atentamente,
del casi amor de tu vida
para el amor de la mía.


Cosas buenas

Todavía sigue habiendo cosas buenas en la vida, 
cosas que no cambian, 
como el olor a dama de noche
cuando giro la esquina de mi calle
al recogerme un verano de madrugada, 
la risa de mi amiga
después de meses sin escucharla, 
verte de lejos 
y verte feliz
aunque sea sin saludarte. 
Mi cama cuando vuelvo cansada, 
mi frigorífico lleno, 
mi madre haciendo ruído, 
mi padre hablando sin parar. 
Todos esos libros
que hacen de la estantería su refugio, 
todos mis escritos, 
mi pluma de escribir en el brazo derecho,
poesía en la lupita de instagram.
Un baño en la playa 
bajo la atenta mirada de las estrellas,
la música hablándome al oído, 
mis recuerdos
y el beso de su bala.

lunes, 18 de julio de 2022

La noche que me rompí

Después de años por fin he encontrado el motivo
por el que no era capaz de olvidarte;
real y sencillamente no quería hacerlo.
Ahora he entendido que el primer paso para olvidar
es querer hacerlo de verdad, 
y yo realmente ni siquiera lo intenté alguna vez, 
solo me dediqué a (sobre)vivir
aferrada con todas mis fuerzas
a la última esperanza de que algún día volvieras, 
sin darme cuenta de que era precisamente esa estúpida idea
la que más daño me hacía y más me impedía olvidarte. 
Por eso he decidido romperme del todo, 
a mí misma y a todo lo que me une a ti, 
para poder empezar de cero.
Es como conducir a trescientos kilómetros por hora
por una línea recta con un muro al final, 
con el único propósito de estrellarme.
Por eso esta noche tengo la valentía y osadía
de acelerar cuanto más cerca de mí lo veo.
Lo tengo a 1 kilómetro.
                    500 metros
                            50 metros.
                                  Acelero.
                                               Y pum. 
                                               Me estrello.
                                               Y pum.
                                               Me he roto. 
Mensaje enviado. 
Ya puedo empezar a recomponerme
y formar mi nueva vida.

Que te vaya bonito 
y disfrutes de los paisajes de esta accidentada carretera. 

martes, 12 de julio de 2022

Recuerdos

Es increíble cómo pueden cambiar tantísimo las cosas,
de verano a verano, 
de enero a diciembre,
o de segundo a segundo.
No sé de qué manera me asusta más.
Lo importante es que cierras los ojos,
y cuando los abres,
tu amiga, la del pueblo vecino,
ahora vive en Irlanda,
tu otro amigo, al que llamabas para veros los viernes,
ahora ha cambiado de número y también de vida.
Las calles siguen en su sitio,
pero huelen diferente.
La gente te sigue llamando por tu nombre,
pero son voces que no reconoces.
Y de repente, un día vuelves a pasar por esa esquina,
y te das cuenta de que la señal de stop está medio borrada,
echas una mirada hacia atrás cuando te montas en el coche
y te das cuenta de que el cojín que te regaló ha perdido su color,
vas al mismo bar de siempre, pides lo mismo,
pero ya no te sabe igual,
te miras por dentro, y, bueno, resulta que te encuentras
con un par de cicatrices más.
Y es cuando te preguntas cuál será el conjuro para parar el tiempo,
poder viajar al momento que quieras
y no tener que vivir para siempre de los recuerdos,
esos que fueron tan bonitos
cuando eran eso, momentos,
pero al convertirse en recuerdos
solo escuecen cada día un poquito más. 

De huracán a viento

Que no soy el amor de tu vida
pero sí a la persona que más has querido. 
Solo dime algo;
¿Cómo se mastican y se tragan esas palabras
que aún tengo atragantadas en la garganta
como dosis de cianuro?
Solo te diré algo;
esta vez seré yo la que me rompa a mí misma, 
pienso romperme en trocitos tan pequeños
que no haya forma humana 
de que se vuelvan a unir en el mismo puzle
que estaba hecho de pedacitos de ti.
Con la dignidad que aún me queda
los recogeré y crearé otro nuevo
del que nunca volverás a formar parte,
y, óyeme bien, espero que hayas disfrutado del espectáculo
porque jamás,
jamás, 
volveré a r
                    o
                      m
                          p
                            e
                              r
                                m
                                   e
por ti.

Haré del cristal que fui titanio
y tú dejarás de ser el huracán que inventé para convertirte en lo que siempre has sido;
el viento que viene y va
sin tener nunca la suficiente fuerza
para saber dónde quedarse. 

Ahora sí, que te vaya bien 
soplando en otra parte, 
aquí ya no tienes nada que destrozar.

P.D: si puedo sobrevivir a ti, puedo sobrevivir a todo.

domingo, 3 de julio de 2022

La parte complicada de la vida

Alguna que otra vez he escuchado a un niño decir 
que los mayores complicamos las cosas,
y ahora que he crecido me he dado cuenta
de que a veces esa es la realidad,
que la vida es mucho más simple de lo que creemos,
que no tiene mucho misterio decir un "te quiero" o un "lo siento",
en cambio, otras veces, las cosas son difíciles de verdad.
Porque ya no tengo el poder de salir al patio un día de sol
y jugando olvidar que la trenza del pelo
que me hizo mi madre esa mañana no le salió bien
(y qué fácil era pasar página y enfrentarse a la siguiente aventura).
Lo difícil ahora es tratar de olvidarte a ti,
y no hay conjuros, milagros ni credo para eso;
tú eres la parte complicada de la vida.
¿Cómo dejar de verte en cada coche blanco que pasa por mi lado?
¿Cómo dejar de temblar cuando un viejo amigo tuyo
pronuncia tu nombre y me habla de ti?
Y yo me quedo simplemente ahí,
quieta, inmutable, presenciando mi propio asesinato,
y sin fuerzas para defenderme del enemigo,
sintiendo una a una, de nuevo en mi cuerpo,
cada daga ensangrentada que recogí del suelo
el día que decidiste marcharte
y llevarte mi vida contigo,
para acabar respondiendo con el último aliento que me queda:
me alegro de que le vaya bien.
(Por Dios, cómo desearía que dejaran de hablarme de ti).
¿A qué juego debo de jugar ahora en el patio de mi casa
para olvidar a cada persona de tu familia
y dejar de sentirla como la mía propia?
¿Cuántas películas de Disney tengo que ver
para volver a creer que algún día seré una princesa feliz?
No, hay cosas que van por dentro. Hay cosas que ni se olvidan ni se borran,
y me volveré loca de ver tu rostro entre otros cientos,
y de escuchar salir tu voz de miles de bocas diferentes,
pero al fin y al cabo, ese es mi destino, esa es mi condena; quererte a morir,
con la misma fuerza que un niño adora la vida,
con la sutil diferencia de que la mía está rota desde que te fuiste,
y la rompes un poquito más cada vez que regresas
para luego volver a irte.
Eres mi pesadilla de cada verano
ojalá estuvieras siempre fuera
de aquí
y de mí.