martes, 28 de marzo de 2023

¿Y qué quieres que te diga? Si sigues siendo el amor de mi vida

¿Y qué quieres que te diga? Si aún escucho tu risa al final del pasillo, como un niño que corre eufórico cuando le persigue su madre para castigarle, pero que lo único que realmente le esperaba al llegar a la puerta era mi beso de buenas noches y la víspera de los buenos días. ¿Qué quieres que te diga? Si todavía me despierto en mitad de la madrugada y puedo ver tu mirada buscando la mía, y eso que duermo a oscuras. ¿Qué quieres que te diga? Si aún me acuerdo de tu nombre a voces, y de ese tal vez que condenamos cruelmente a que no lo fuera nunca. ¿Qué quieres que te diga, mi amor? Si he contado las veces que así te llamaría y no hay números hasta el infinito, si paso por tu casa y te veo justo ahí, en mi recuerdo, siendo lo que un día fuimos. Dime qué coño quieres que te diga la próxima vez que tus labios se enreden en los míos con la excusa infalible de que nunca sabrán encontrar el camino. Qué fijación para elegir el lugar donde perderte. Qué quieres que te diga, si fijé mi calendario en el viernes, solo porque tú venías. Qué quieres que te diga, joder, si por más tiempo que pase, por más veces que llueva, nunca será el necesario para olvidarte, ni para ahogarme en otras mareas. No sé qué coño decirte, cada vez que pasas por mi lado y siento que nunca lo harás lo suficientemente cerca. Dime qué me dirías, si supieras que hay mundo detrás del vacío, vida en otros planetas. Dime qué me dirías, si supieras que podemos ir juntos de la mano a cualquiera sin billete de vuelta. Yo creo que lo sé, que conmigo te irías. Pero mientras eso no ocurre, dime ¿Qué quieres que te diga? Si todavía eres y seguirás siendo siempre el amor de mi vida.

martes, 14 de marzo de 2023

Vivir con ansiedad

Qué bonito sería vivir sin ansiedad. Vivir sin estar pendiente cada puñetero minuto del reloj porque tu percepción del tiempo está distorsionada y lo que para otros es un minuto para ti es una hora. Qué bonito sería levantarse y que te diera tiempo por lo menos a mear antes de que mil pensamientos asalten tu cabeza a la vez y te bloqueen y no te dejen hacer nada. Qué bonito sería ver que te han mandado un mensaje y que no te palpite el corazón porque en seguida tu cabeza piensa que se trata de algo malo. Qué bonito sería no tener esa incansable necesidad de tenerlo todo bajo control, y si algo falla, sentir una opresión en el pecho. Qué bonito sería ser capaz de vivir el día a día, sin más, adaptándose a cada circunstancia que vaya surgiendo, y no vivir adelantado a lo que va a ocurrir, imaginando cientos de escenarios posibles y cómo vas a actuar en cada uno de ellos para que al final ninguno termine realmente ocurriendo. Os aseguro que es increíblemente agotador. Qué bonito sería tener la voluntad de hacer cosas, y disfrutar de hacerlas, sin tener que parar a la mitad para respirar hondo y replantearte mil y una cosas completamente irracionales, disfuncionales, y que nada te aportan excepto dejarte sin fuerzas para hacer nada más. Qué bonito sería que tu único momento de verdadera desconexión no fuese cuando estás rodeado de gente de confianza, cuando estáis en la calle haciendo planes, y pudieras sobrevivir mentalmente también al hecho de estar solo en casa de lunes a jueves. Qué jodidamente dura se hace la semana cuando tienes ansiedad hasta que llega el viernes. Tener ansiedad es tener constantemente malas vibras en el cuerpo, y la mente las veinticuatro horas del día a tres mil millones de revoluciones por minuto, pensando y sobrepensando: “¿Por qué dije esto? ¿Por qué hice aquello? ¿Cuántos días faltan para tal? ¿Qué pasará cuando llegue este momento, qué haré? ¿Qué estará haciendo no sé quién? ¿Cuándo será la próxima vez que lo veré como la última vez? ¿Por qué con ellos sí y conmigo no?” Tener ansiedad es sentirte mal por cada cosa que pasa a tu alrededor pero no saber cómo intervenir, no saber cómo ayudar a los demás porque no te sabes ayudar ni tú, y que encima piensen que es porque eres egoísta o mala persona. Tener ansiedad es sentirlo todo el doble que los demás, que los pensamientos y emociones te sobrepasen y superen día sí y día también, y tener que parar y desconectar con todo y con todos hasta volver a sentirte mínimamente mejor. Tener ansiedad es tener una necesidad incansable de hacer cosas, de llevar a cabo planes, de vivir experiencias, y la incesante decepción, contínua, cuando ves que no se logran y que te toca volver a quedarte en el sofá, acompañada de tus inseparables pensamientos. Tener ansiedad es, por otro lado, no tener fuerzas para salir de ese sofá, porque nada te llama la atención ni te llena tanto como para darte una motivación para hacerlo. Tener ansiedad es tener pesadillas concurrentes y percibir que todos los días son iguales, y ya no saber cómo sobreponerte a ellos para ser feliz. Tener ansiedad es que al día le sobren la mitad de horas de las que tiene, y que cuando estás agusto con tus amigos, falten el doble. Tener ansiedad es no poder dormir por las noches y no poder levantarte por las mañanas. Tener ansiedad es que te reprochen continuamente por qué eres así y que eso solo haga que te sientas culpable contigo mismo y todo se agrave. Tener ansiedad es tener una enemiga que te acompañará toda la vida, y contra la que si no puedes, al final te tienes que acabar uniendo a ella.

lunes, 13 de marzo de 2023

Dime qué se siente

Dime cómo te sientes ahora que nadie siente lo que sentí yo una vez por ti.
Dime qué se siente al saber que nadie volverá a escribirte como si el bolígrafo acariciara terciopelo y no papel.
Dime qué sientes cuando besas otras bocas y no encajas en sus labios.

Cuando rozas otras pieles y se te duermen las manos 

           en

               el 

                  intento.

Cuando miras hacia el lado y ves en otros lo que un día tuviste conmigo, y de repente empieza a llover por dentro.

O cuando giras otra vez en esa esquina y te vuelve a abofetear el mismo recuerdo martilleante, una y otra vez, incesante.

Dime qué sentiste la última vez que me miraste a los ojos y ya no te viste reflejado en ellos.

Dime qué has sentido cuando te han hablado del amor e irremediablemente he vuelto a aparecer en tu cabeza como un fantasma del pasado que jamás dejará de atormentarte.

Dime qué sientes cuando me ves y te tiembla la mente. Cuando imaginas que todavía puedes venir corriendo a darme un beso, pero cuando te fijas en que voy de la mano de otro recuerdas el presente y te quedas estancado en el suelo.

Dime ¿Qué se siente ahora que tienes lo que siempre quisiste, tu libertad? Porque te aseguro que al irte tú, me devolviste la mía, pero de la tuya, sin embargo, lo único que puedo decir es que ahora para ti es más cárcel que nunca.


                     Las ironías de la vida

viernes, 10 de marzo de 2023

Mundo injusto, vida bonita

Me gustaría decir que me crié en un mundo bonito y justo. Me gustaría decir que viví y vivo en un mundo bueno. Que es verdad eso del Karma, o los experimentos sociales en los que alguien recoge del suelo la cartera de alguien y se la devuelve. Me gustaría poder decir que es cierto que los amigos siempre se quedan, y que el amor, cuando es verdadero, es para toda la vida. Me gustaría pensar que es cierto eso de que es el mismo amor el que siempre mueve el mundo. Pero no, nada de eso es verdad. En este mundo puedes ser un hijo de puta toda tu vida mientras la misma te trata como un rey, y viceversa. Generalmente lo que encuentras te lo quedas, y ni siquiera reconoces que alguna vez se perdió. Aquí al final acabas perdiendo hasta esos amigos que contabas con los dedos de una mano, y normalmente se enamora de ti alguien completamente diferente a de quien tú lo estás. Este mundo se mueve por el dinero, da igual cuánto lo quieras, o el talento que tengas, si no tienes dinero para pagarlo no lo puedes tener. Todos valoran lo que tienen los demás pero nadie valora lo que él mismo tiene. Nos hacemos ilusiones, daño unos a otros, vamos a por el débil y lo hacemos más débil para que los valientes se hagan más valientes. Juzgamos sin saber, y machacamos después de juzgar. Y qué fácil se ve. Nos da igual lo que le pase al vecino del cuarto pero la cosa cambia cuando afecta de puertas para dentro de casa. Y qué lástima de sociedad. Pero es así, nada es justo y nada es eterno. La vida es una ruleta rusa constante y hay que saber ponerse las gafas para encontrar la belleza y la bondad detrás de todo eso, porque después de todo, ahí sigue estando, diminuta pero impoluta, para el que sepa apreciarlo y verlo.

Búscame y encuéntrame

Búscame al atardecer
en cualquier cafetería
de la calle Álamo

Llévame de la mano

a aquel mirador

que jurabas le hacía justicia al cielo

y pareciese que nunca podría llover


Bésame justo cuando pase 

una estrella fugaz

y suelta mis labios

cuando vuelva a pasar 

el último cometa 

que haya cruzado la ciudad

de un punto a otro

sobre nuestras cabezas


Encuéntrame al anochecer

enredada entre las sábanas

de la que fuera nuestra cama

y los mechones de tu pelo

que después del orgasmo

entre los dedos se me escapan


Prométeme, amor,

que aunque nazcan cientos

de ciudades nuevas

siempre haremos de Madrid París

y que aunque me queden por vivir

miles de tormentas

siempre podré encontrar la calma

ahí mismo, debajo de tu almohada.

El chico de los ojos marrones y verdes

El chico de los ojos marrones pero que cuando los miras de cerca ves que son verdes. El chico de las chanclas blancas y azules en verano y de los tenis solo azules en invierno. El chico de la riñonera negra y las llaves haciendo música al andar. El que ríe sin parar y no calla ni para respirar, pero que carga todo un mundo interior de luchas y batallas que no cuenta a nadie. El chico que te encuentras por la calle cuando vuelve por vacaciones y parece que nunca se fue. El que ves en cualquier esquina con su cigarro de liar, aunque siempre te dice que lo está dejando, y distingues por su risa particular. No creas que te recuerdo solo por lo malo. Eras un poco inocente, infantil a ratos, y de ese tipo de persona que hay que martillar hasta romperle la coraza para que sean capaces de ver y decirte que te quieren. De no entender la poesía pero ser capaz de presentarte hasta cien videojuegos diferentes. De no tener la confianza para hablarte pero cuando lo hace se disculpa con su auténtica carita de niño por no haberlo hecho antes. Y esa es la parte buena, aunque ocultos, tus sentimientos son puros. Aunque en silencio, tu corazón late. Aunque esquivo, siempre pones la sonrisa cuando estás en frente. Me gusta, eres simple, pero llano. Eres amigo de tus amigos y generoso con el vecino. Eres buena persona, siempre lo has sido y es lo único que no va a cambiar pase el tiempo que pase, y por eso te voy a querer toda la vida, aunque un día te mudes a Marte y yo siga en la Tierra, a millones de kilómetros y minutos luz de poder visitarte. 

P.D: la camisa estampada del verano pasado te quedaba muy bien.