¿Y qué quieres que te diga? Si aún escucho tu risa al final del pasillo, como un niño que corre eufórico cuando le persigue su madre para castigarle, pero que lo único que realmente le esperaba al llegar a la puerta era mi beso de buenas noches y la víspera de los buenos días. ¿Qué quieres que te diga? Si todavía me despierto en mitad de la madrugada y puedo ver tu mirada buscando la mía, y eso que duermo a oscuras. ¿Qué quieres que te diga? Si aún me acuerdo de tu nombre a voces, y de ese tal vez que condenamos cruelmente a que no lo fuera nunca. ¿Qué quieres que te diga, mi amor? Si he contado las veces que así te llamaría y no hay números hasta el infinito, si paso por tu casa y te veo justo ahí, en mi recuerdo, siendo lo que un día fuimos. Dime qué coño quieres que te diga la próxima vez que tus labios se enreden en los míos con la excusa infalible de que nunca sabrán encontrar el camino. Qué fijación para elegir el lugar donde perderte. Qué quieres que te diga, si fijé mi calendario en el viernes, solo porque tú venías. Qué quieres que te diga, joder, si por más tiempo que pase, por más veces que llueva, nunca será el necesario para olvidarte, ni para ahogarme en otras mareas. No sé qué coño decirte, cada vez que pasas por mi lado y siento que nunca lo harás lo suficientemente cerca. Dime qué me dirías, si supieras que hay mundo detrás del vacío, vida en otros planetas. Dime qué me dirías, si supieras que podemos ir juntos de la mano a cualquiera sin billete de vuelta. Yo creo que lo sé, que conmigo te irías. Pero mientras eso no ocurre, dime ¿Qué quieres que te diga? Si todavía eres y seguirás siendo siempre el amor de mi vida.
La vida es como un juego de cartas, suerte que yo todavía conservo los comodines sobre la mesa y los ases bajo la manga.
martes, 28 de marzo de 2023
martes, 14 de marzo de 2023
Vivir con ansiedad
lunes, 13 de marzo de 2023
Dime qué se siente
Dime qué se siente al saber que nadie volverá a escribirte como si el bolígrafo acariciara terciopelo y no papel.
Dime qué sientes cuando besas otras bocas y no encajas en sus labios.
Cuando rozas otras pieles y se te duermen las manos
en
el
intento.
Cuando miras hacia el lado y ves en otros lo que un día tuviste conmigo, y de repente empieza a llover por dentro.
O cuando giras otra vez en esa esquina y te vuelve a abofetear el mismo recuerdo martilleante, una y otra vez, incesante.
Dime qué sentiste la última vez que me miraste a los ojos y ya no te viste reflejado en ellos.
Dime qué has sentido cuando te han hablado del amor e irremediablemente he vuelto a aparecer en tu cabeza como un fantasma del pasado que jamás dejará de atormentarte.
Dime qué sientes cuando me ves y te tiembla la mente. Cuando imaginas que todavía puedes venir corriendo a darme un beso, pero cuando te fijas en que voy de la mano de otro recuerdas el presente y te quedas estancado en el suelo.
Dime ¿Qué se siente ahora que tienes lo que siempre quisiste, tu libertad? Porque te aseguro que al irte tú, me devolviste la mía, pero de la tuya, sin embargo, lo único que puedo decir es que ahora para ti es más cárcel que nunca.
Las ironías de la vida
viernes, 10 de marzo de 2023
Mundo injusto, vida bonita
Me gustaría decir que me crié en un mundo bonito y justo. Me gustaría decir que viví y vivo en un mundo bueno. Que es verdad eso del Karma, o los experimentos sociales en los que alguien recoge del suelo la cartera de alguien y se la devuelve. Me gustaría poder decir que es cierto que los amigos siempre se quedan, y que el amor, cuando es verdadero, es para toda la vida. Me gustaría pensar que es cierto eso de que es el mismo amor el que siempre mueve el mundo. Pero no, nada de eso es verdad. En este mundo puedes ser un hijo de puta toda tu vida mientras la misma te trata como un rey, y viceversa. Generalmente lo que encuentras te lo quedas, y ni siquiera reconoces que alguna vez se perdió. Aquí al final acabas perdiendo hasta esos amigos que contabas con los dedos de una mano, y normalmente se enamora de ti alguien completamente diferente a de quien tú lo estás. Este mundo se mueve por el dinero, da igual cuánto lo quieras, o el talento que tengas, si no tienes dinero para pagarlo no lo puedes tener. Todos valoran lo que tienen los demás pero nadie valora lo que él mismo tiene. Nos hacemos ilusiones, daño unos a otros, vamos a por el débil y lo hacemos más débil para que los valientes se hagan más valientes. Juzgamos sin saber, y machacamos después de juzgar. Y qué fácil se ve. Nos da igual lo que le pase al vecino del cuarto pero la cosa cambia cuando afecta de puertas para dentro de casa. Y qué lástima de sociedad. Pero es así, nada es justo y nada es eterno. La vida es una ruleta rusa constante y hay que saber ponerse las gafas para encontrar la belleza y la bondad detrás de todo eso, porque después de todo, ahí sigue estando, diminuta pero impoluta, para el que sepa apreciarlo y verlo.
Búscame y encuéntrame
en cualquier cafetería
de la calle Álamo
Llévame de la mano
a aquel mirador
que jurabas le hacía justicia al cielo
y pareciese que nunca podría llover
Bésame justo cuando pase
una estrella fugaz
y suelta mis labios
cuando vuelva a pasar
el último cometa
que haya cruzado la ciudad
de un punto a otro
sobre nuestras cabezas
Encuéntrame al anochecer
enredada entre las sábanas
de la que fuera nuestra cama
y los mechones de tu pelo
que después del orgasmo
entre los dedos se me escapan
Prométeme, amor,
que aunque nazcan cientos
de ciudades nuevas
siempre haremos de Madrid París
y que aunque me queden por vivir
miles de tormentas
siempre podré encontrar la calma
ahí mismo, debajo de tu almohada.
El chico de los ojos marrones y verdes
El chico de los ojos marrones pero que cuando los miras de cerca ves que son verdes. El chico de las chanclas blancas y azules en verano y de los tenis solo azules en invierno. El chico de la riñonera negra y las llaves haciendo música al andar. El que ríe sin parar y no calla ni para respirar, pero que carga todo un mundo interior de luchas y batallas que no cuenta a nadie. El chico que te encuentras por la calle cuando vuelve por vacaciones y parece que nunca se fue. El que ves en cualquier esquina con su cigarro de liar, aunque siempre te dice que lo está dejando, y distingues por su risa particular. No creas que te recuerdo solo por lo malo. Eras un poco inocente, infantil a ratos, y de ese tipo de persona que hay que martillar hasta romperle la coraza para que sean capaces de ver y decirte que te quieren. De no entender la poesía pero ser capaz de presentarte hasta cien videojuegos diferentes. De no tener la confianza para hablarte pero cuando lo hace se disculpa con su auténtica carita de niño por no haberlo hecho antes. Y esa es la parte buena, aunque ocultos, tus sentimientos son puros. Aunque en silencio, tu corazón late. Aunque esquivo, siempre pones la sonrisa cuando estás en frente. Me gusta, eres simple, pero llano. Eres amigo de tus amigos y generoso con el vecino. Eres buena persona, siempre lo has sido y es lo único que no va a cambiar pase el tiempo que pase, y por eso te voy a querer toda la vida, aunque un día te mudes a Marte y yo siga en la Tierra, a millones de kilómetros y minutos luz de poder visitarte.
P.D: la camisa estampada del verano pasado te quedaba muy bien.