El chico de los ojos marrones pero que cuando los miras de cerca ves que son verdes. El chico de las chanclas blancas y azules en verano y de los tenis solo azules en invierno. El chico de la riñonera negra y las llaves haciendo música al andar. El que ríe sin parar y no calla ni para respirar, pero que carga todo un mundo interior de luchas y batallas que no cuenta a nadie. El chico que te encuentras por la calle cuando vuelve por vacaciones y parece que nunca se fue. El que ves en cualquier esquina con su cigarro de liar, aunque siempre te dice que lo está dejando, y distingues por su risa particular. No creas que te recuerdo solo por lo malo. Eras un poco inocente, infantil a ratos, y de ese tipo de persona que hay que martillar hasta romperle la coraza para que sean capaces de ver y decirte que te quieren. De no entender la poesía pero ser capaz de presentarte hasta cien videojuegos diferentes. De no tener la confianza para hablarte pero cuando lo hace se disculpa con su auténtica carita de niño por no haberlo hecho antes. Y esa es la parte buena, aunque ocultos, tus sentimientos son puros. Aunque en silencio, tu corazón late. Aunque esquivo, siempre pones la sonrisa cuando estás en frente. Me gusta, eres simple, pero llano. Eres amigo de tus amigos y generoso con el vecino. Eres buena persona, siempre lo has sido y es lo único que no va a cambiar pase el tiempo que pase, y por eso te voy a querer toda la vida, aunque un día te mudes a Marte y yo siga en la Tierra, a millones de kilómetros y minutos luz de poder visitarte.
P.D: la camisa estampada del verano pasado te quedaba muy bien.
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