posiblemente fuera agosto
quizás en el preciso instante
en que el sol besaba al horizonte
y el horizonte, tímido, se ponía rojo
La chica de la burbuja azul
lo vio pasar a través de la ventana
del bar de ya no sabía quién
Él iba sonriendo abiertamente
como si el otoño no estuviera
a la vuelta de la esquina
y ella, irónica, sonrió también
como si a la vuelta de la esquina
lo pudiera volver a tener a él
Había pasado mucho tiempo
desde la última vez que se vieron
y ella siempre sospechó
que nunca le dejaría de echar de menos
Pero no fue hasta aquella mirada exacta
que después de otras cien esquivas
por fin él posó en ella
a través de la ventana
que supo con firmeza que iba a querer
al chico de ojos marrones y verdes
toda su vida
entera
como quien desea el nirvana
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