viernes, 20 de febrero de 2015

Como los pájaros necesitan las alas para volar

Él es mi luz y a la vez mi oscuridad. Él es mi frialdad y mi calor. Él es el viento húmedo que hace de mi cabello una espiral en los días de tormenta. Él es la lluvia que moja cada poro de mi piel en los días de lluvia. Él es el sol que calienta mi cuerpo en los días de verano. Él es el agua que me da vida y que me calma la sed. Él es la tierra que se esconde bajo mis pies a cada paso que doy. Él es la nube que oculta el sol cuando lo necesito para ver, y a la vez, la nube que se va y deja salir al sol para que pueda ver.

Él es mi fuerza, pero a la vez mi debilidad. Él es mi felicidad y mi tristeza. Mi preocupación y mi diversión. Él es mi alegría, mi perseverancia, mi apoyo. Mi sonrisa, mis lágrimas, mis muecas de dolor, mis risas. Él es las manos a las que tengo que agarrarme para poder caminar y los pies que necesito para parar. Él es los brazos en los que necesito esconderme cuando estoy triste, él es los brazos que me aprietan cuando siento que es el fin.

Él me sujeta las manos, me las calienta cuando las tengo frías. Él me abraza, me atrapa entre sus brazos para protegerme y me da el calor que necesito cuando tengo frío. Él me da el primer empujón para empezar a hacer algo. Él calma mi aliento a base de besos. Me calma a base de abrazos.

Él me hace sentir especial, me hace sentir única. Es a lo que me agarro cuando no tengo nada a mi alrededor. Es todo lo que me hace sentir viva y lo que me hace amar.

¿Qué mas puedo pedir si le tengo a él? ¿Y qué si él no estuviera? No sería lo mismo.
¿Quién me iba a calentar las manos? ¿Quién iba a quitarme el frío? ¿Quién iba a calmar mi aliento?

Como las plantas que necesitan la tierra para vivir. Como los peces que necesitan el agua. Como los pájaros necesitan las alas para volar. Yo le necesito a él.

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