domingo, 8 de febrero de 2015

Unas oscuras cortinas

Esta noche me he despertado y te he visto. He creído verte. Alcé la vista hacia la ventana y estabas ahí, quieto, de pie, mirándome con tus épicos ojos azabache, que me fulminaban. Estabas serio, pero transmitías tranquilidad. He creído ver que luego sonreías, y si mal no recuerdo, también me cogías de la mano,
me susurrabas palabras de amor al oído y me besabas los labios.

Me tenías entre tus brazos, me apretabas con fuerza contra tu pecho y empezabas a cantarme, empezabas a darme tu amor. Recuerdo que yo te apretaba aún con más fuerza y sonreía como nunca antes lo había hecho.

Me acuerdo de esa sensación de querer saltar de una nube a otra, y mientras, rozar el cielo con la palma de mi mano. Me acuerdo de lo segura que me sentía a tu lado.

Estabas tan guapo, eras tan tú...Y habías venido a visitarme, a regalarme una de tus sonrisas.
Me pediste disculpas por todos los errores del pasado, me propusiste volver a empezar de cero, los dos juntos, esta vez creyendo en lo imposible y dejando las normas pasar, confiándoselo todo al tiempo.

Me prometías un para siempre, y me decías que esta vez iba a ser de verdad. Recorrías con la punta de tus dedos toda la línea recta de mi espalda, hacia arriba y hacia abajo, y yo, no podía parar de acariciarte la cara, confiando en tus palabras.

Pasamos toda la noche juntos, leyendo poemas de la mano. Arreglamos todos nuestros malentendidos y solucionamos todos nuestros problemas.Yo te miraba y tú
me mirabas. Yo te sonreía y tú me sonreías. Nos besábamos, nos abrazábamos, nos acariciábamos, éramos como uno sólo. Estábamos mejor que nunca, hasta que tras sentir un pequeño beso en la punta de la nariz y oír un espontáneo "te quiero", abrí los ojos y me desperté de mi sueño.

Alcé la vista de nuevo hacia la ventana, y allí sólo había unas oscuras cortinas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario