Nos faltaron diez “te quiero”
para poder acostumbrarnos
Nos quedaron más de nueve
amaneceres pendientes
Nos sobraron las ocho veces
que dejamos de abrazarnos
y las siete que nunca llegamos a hacerlo
por miedo a que nos despertase diciembre
Me quedé con las ganas de conocer
los seis puntos cardinales de tu espalda
y de volver a entrelazar
mis manos con tus cinco dedos
Te esperé cuatrocientos poemas hasta las tantas
y me arranqué uno a uno todos los “tal vez”
que se me clavaron como balas directas al pecho
De las tres estrellas fugaces que cruzaron el cielo
mientras nos besamos con los ojos a ciegas
dos siguen brillando en mi techo
y estoy a solo una
de pedirle que vuelvas
para poder acostumbrarnos
Nos quedaron más de nueve
amaneceres pendientes
Nos sobraron las ocho veces
que dejamos de abrazarnos
y las siete que nunca llegamos a hacerlo
por miedo a que nos despertase diciembre
Me quedé con las ganas de conocer
los seis puntos cardinales de tu espalda
y de volver a entrelazar
mis manos con tus cinco dedos
Te esperé cuatrocientos poemas hasta las tantas
y me arranqué uno a uno todos los “tal vez”
que se me clavaron como balas directas al pecho
De las tres estrellas fugaces que cruzaron el cielo
mientras nos besamos con los ojos a ciegas
dos siguen brillando en mi techo
y estoy a solo una
de pedirle que vuelvas
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