Te echo de menos. Te echo terriblemente de menos. Y no sé por qué, pero sé que estos días se ha hecho costumbre. Nunca he creído en eso de volver a los lugares en los que fuimos felices por pensar que una parte de nosotros siempre se quedó en ellos. Yo debo de tener cientos de partes repartidas en cada uno de los que estuve contigo, y ahora me encuentro con que estoy en todos y a la vez en ninguno. Entonces cambio lugar por persona y me doy cuenta de que renunciaría a todos mis lugares favoritos por volver a ti. Te juro que si te hubiese visto aparecer aquella noche te habría abrazado como si no hubiese podido hacerlo nunca más, quizás porque tú eres la persona, y tus brazos, el mejor lugar.
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